La Junta Central Fallera precisa de un complejo de despachos, pues no en vano se trata de una entidad administrativa, combinada con otros espacios. Así, precisa tener habitaciones (en Monteolivete, las antiguas celdas) para cada delegación. Algunos son de pequeño tamaño (juntas locales, festejos e infantiles, demarcaciones, promoción...) mientras que otros precisan de más espacio: archivo, recompensas y secretaría, fundamentalmente. También requiere los despachos de presidencia y secretaría general y salas multifuncionales. Además de las de tipo medio, como la mencionada para la escuela de «tabal i dolçaina» o las que se utilizan para charlas, reuniones, así como una de mayor tamaño para la celebración de los plenos, la reunión con las candidatas a la corte de honor, etcétera.

Los actos al aire libre (entrevistas a las candidatas, entrega de equipajes de pelota valenciana, presentación de indumentaristas...) se podrían celebrar en los jardines, bastante más espectaculares que los que hay en Monteolivete. Sea cual sea el servicio municipal que lo ocupe, precisará de ascensor y salida de emergencia.

Los alrededores

La imaginación y el estudio técnico a partes iguales pone el resto. Incluyendo el uso de toda la zona a su alrededor, donde habría que estudiar la viabilidad de incorporar alguna instalación anexa compatible con el carácter de edificios protegidos.

Tampoco hay que olvidar que el traslado a este barrio permitiría, según comentó el concejal, «tener sinergias con las instalaciones ya existentes». En este caso, por ejemplo, uno de los espacios a considerar es el Salón Museo, lugar que se revitalizaría enormemente en caso de reactivación turística (sería el «restaurante oficial»), que por la tarde queda desocupado, pudiéndose celebrar allí reuniones y eventos grandes (es un espacio que se ha utilizado para presentaciones falleras).