En los pasados años hemos asistido a un espectáculo triste y con tintes melancólicos al ver cómo decenas de comercios que habían servido a nuestros padres y abuelos, y que nosotros visitábamos gracias a ellos, bajaban la persiana por culpa del tiempo y sus consecuencias. De estas consecuencias se desprenden dos que ahora podrían tener una alternativa: aquellos locales que no pudieron hacer frente a la crisis, y aquellos que no contaron con un relevo generacional para continuar con su actividad.

Conscientes de que el patrimonio histórico de una ciudad no lo componen solo los edificios antológicos, ni los museos, ni siquiera las esculturas de plazas y jardines, el Ayuntamiento de València se ha propuesto lanzar un salvavidas a aquellos establecimientos que ahora son históricos.

Así nace el programa Reactivem, de la fundación municipal València Activa, un servicio de transmisión empresarial, intermediando entre cedentes y emprendedores para convertir el cierre de una empresa o el final de una actividad, en una oportunidad para una persona emprendedora que piense darle continuidad. Se presentará el próximo 23 de noviembre y ya ha habido contactos con más de 20 establecimientos, tal como señalan desde la fundación.

Almacenes España, restaurante Bimbi, Sastrería Mallent, la Armería Pablo Navarro? son solo algunos de los comercios que fueron noticia no por su antigüedad, sino por su cierre.

Una situación que atrae a dos polos opuestos, el que cierra y el que inaugura, que pretende poner en valor la transmisión como una vía de mantenimiento y crecimiento de la actividad económica, que incide en el desempleo pero también en el desarrollo económico de la ciudad de València.

El dramático cierre del Café Comercial de Madrid y el susto que provocó la posible clausura de Café Gijón, son buena muestra de que más allá del servicio que prestan, son un reducto de historia viva de la ciudad.

Lo mismo ocurrió con la Horchatería El Siglo, que estuvo 178 años poniendo el escenario de las tardes de invierno y las mañanas de verano con su chocolate caliente y su horchata a los valencianos.

«La primera razón por la que estos negocios cierran es la económica, acrecentado por la subida de alquileres», señaló Sandra Gómez, concejala de Desarrollo Económico Sostenible, y que hace referencia a la ley que entró en vigor el 1 de enero de 2015 por el que se rescindían los contratos de renta antigua y los propietarios podían adaptar los alquileres a los precios actuales, lo que provocó que se aumentaran considerablemente las cuantías a final de mes.

La segunda de las causas que mencionó Gómez hace referencia a una realidad social: «asistimos a una generación que se ha formado en la Universidad y no están interesados en recoger el testigo de sus familiares».

Además, la edila hace referencia a otra variable: las personas que llevan una vida entera gestionando un comercio no quieren venderlo a cualquiera. «Hay unos valores, unos principios que quieren mantener, prefieren cerrar que pervertirlo y venderlo a cualquier persona».

De aquí nace la inquietud de la concejalía y la puesta en marcha de «Reactivem». A través de la página web, empresas e interesados se inscriben en cada una de las dos categorías. «Primero hacemos un estudio de la empresa, para ver si es viable, con un plan y una estrategia comercial, y si no, la hacemos nosotros», afirma Mar Marín, subdirectora de València Activa. A continuación, de la bolsa de personas interesadas en gestionar un proyecto, «se seleccionan los perfiles acordes con la empresa, para que el espíritu y los valores de los comercios encajen con los futuros propietarios».El programa da respuesta a tres perspectivas: tener comercios históricos en la ciudad, evitar el cierre inevitable de un comercio y apoyar a los emprendedores.

Desde la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, Julia Martínez, valora de manera «muy positiva» esta iniciativa. Cuentan que en 2007 conocieron una experiencia similar en Austria y trataron de implantarla en València. Pero entonces no hubo éxito. «Es una muy buena idea, se trata de comercios que funcionan de por sí tanto por la ubicación, como por el producto y el valor especial que aporta su historia».

El proceso, tutorizado

El asesoramiento de Reactivem cubre tanto el lado del empresario como el del emprendedor. Se realiza un diagnóstico de viabilidad del negocio, se confecciona el plan de cesión, la negociación y el cierre. Para los candidatos, ayudan a identificar las oportunidades de negocio y orientan sobre las fases de transmisión. En «Reactivem», Marín explica que el equipo consta de un docente de formación que hace la tutorización, el prospector de empresas que busca los candidatos y el administrativo que hace el asesoramiento jurídico. «Contamos con el apoyo de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) así como el del Instituto Valenciano de la Empresa Familiar», asegura para añadir que se tienen en cuenta las necesidades del sector.

Convivencia entre propietarios

Una vez encontrado un candidato que cuadre con los principios y estilo de la empresa,comienza un periodo de convivencia. Durante un periodo entre seis meses y un año, el propietario enseña a su sucesor las claves, rutinas y funcionamiento del negocio. Los técnicos mantienen el contacto durante la convivencia, que resulta de vital importancia porque «se genera un ambiente y un contexto donde la familia se siente tranquila al conocer a la persona, y se minimizan los motivos de fracaso». La Asociación de Comerciantes considera fundamental «transmitir el saber» y mantener estos lugares que preservan la esencia, el atractivo y la historia de la ciudad.