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"Las alquerías de la Torre y Moro deben contar su propia historia nada más"

El experto en arquitectura rural Miguel del Rey aboga por rehabilitar y ser "lo menos invasivos posibles"

La ordenación urbanística en la Ciudad Fallera supone la última oportunidad para salvar las alquería del Moro y La Torre, dos espacios singulares que, dentro de las alternativas presentadas en el ayuntamiento de València, contempla su rehabilitación y uso, bien sea para la sede de la Junta Central Fallera, bien para algún otro servicio municipal. Y precisamente, el máximo organismo fallero se debate en un problema de identidad. Por una parte, construir un edificio de nueva planta junto a los talleres falleros, una alternativa que los vecinos no aceptan al suponer una merma en los metros de suelo educativo reservados. Por otra, ocupar las dos alquerías históricas, donde la oposición es de los defensores de este tipo de edificaciones, que consideran que estos edificios, una vez rehabilitados, deben ser adaptados a una utilidad poco invasiva.

Esa es la opinión de Miguel del Rey, arquitecto especialista en edificaciones rurales. El estudio VAM 10 está realizando la ordenación de la zona del Parque de Benicalap y su opinión técnica y emotiva coincide en la necesidad de «poner en valor esos dos edificios por lo que son. Son tan importantes en la historia de la ciudad y son un tesoro tan valioso, que tienen que hablar por sí mismos y contar su propia historia. Estamos hablando dos edificios que son ejemplos perfectos de lo que eran las querías hasta el Siglo XVIII y hasta el XVI, dos ejemplos estupendos para mostrar lo que eran las alquerías y que ahora están abandonadas y vandalizadas». Por ello, su diagnóstico habla de «albergar algo que sea lo menos invasivo posible. Nuestro cliente es el Ayuntamiento y tomarán la decisión que tomen. Se ha hablado de un centro de investigación de la huerta y un centro de experimentación de huertos urbanos para Moro y Torre, respectivamente».

Uno de los principales problemas es el relativo a la Alquería del Moro: «Es BIC. Cuando hablamos de esta denominación parece que es menos importante que Monumento Nacional, que sería su equivalente. Y en un bien que es BIC no se puede realizar cualquier tipo de obra. Por ejemplo, tabicar y convertirlo en despachos. Por no hablar de las dudas que me supondría incorporar ascensores, calefacción...». Esta alquería, teóricamente, sería para habitaciones grandes (salas, archivos...) mientras que la de Torre, que es Bien de Relevancia Local, sería la más susceptible de albergar los despachos para habitaciones. «Es una pena el abandono que han sufrido las dos alquerías. Se han perdido azulejos, pinturas al fresco... si se restaura algo podrá intentar recuperarse. La prioridad es, más que su uso funcional, es su restauración».

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