Ecologistes en Acció fue el colectivo que lanzó la voz de alarma ante la creciente polución en València y consideraba que el ayuntamiento no estaba activando las medidas necesarias. Uno de sus representantes en València, Luis Cerrillo, cree que el Govern de la Nau solo ha dado «pequeños pasos» para afrontar el problema de la contaminación.
Tras activarse por primera vez el protocolo anticontaminación en València, ¿cuál es la situación ambiental de la ciudad?
La situación general de València, ya desde años, es la de una ciudad que tiene contaminación, tanto en dióxido de nitrógeno (NO2) como en partículas en suspensión (PM10). El problema es que las estaciones de medición no están situadas adonde la normativa europea y española establecen, es decir, en las zonas de tráfico donde más tráfico se registra. Excepto la de la Pista de Silla, las demás estaciones están en el extrarradio de la ciudad, y dan unos valores de contaminación mucho menores de la que realmente afecta a un mayor número de población, que es la que se da en el centro.
El Govern de la Nau ha sido el primero en aprobar un protocolo anticontaminación. ¿Satisface sus demandas?
Es un paso tímido porque primero hay que reconocer el problema. Ni el anterior gobierno ni el actual reconocen el problema de que València es una ciudad con contaminación. Una vez se reconozca el problema, lo siguiente es tener un plan de calidad de aire para la ciudad de València, que la normativa europea y estatal obliga desde hace años. El protocolo es un paso adelante, bienvenido sea, pero es insuficiente.
El ayuntamiento ha evitado asociar el episodio de contaminación con el tráfico.
Es cierto que la quema de la paja del arroz o las obras del Parque Central son factores que han influido, sobre todo a la estación de la Pista de Silla. Pero las obras no afectan por ejemplo al resto de las estaciones? La contaminación también se produce por el coche y el tráfico, no es exclusivo de los anteriores factores. La semana anterior había picos de dióxido de nitrógeno con lo que era aconsejable decretar una alarma, y el NO2 es el proviene de los gases contaminantes de los vehículos.
Entre la quema de la paja del arroz, las obras y el tráfico, ¿cuál cree que es el factor más determinante en la contaminación?
El tráfico rodado, el tráfico privado, sin duda. Por eso tenemos que ir hacia la disminución del tráfico privado y el fomento del transporte público, el uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie. En todas las sociedades europeas avanzadas se están gestionando políticas en las ciudades encaminadas en esta dirección.
¿Las medidas del área de Movilidad para restringir el tráfico en el centro histórico le parecen suficientes?
Creemos que se intenta enmascarar el problema. Es un primer paso que significa que hay que asumir el problema, pero hasta que no haya políticas integrales e integradoras sobre la gestión del tráfico en la ciudad, no dejaremos de sufrir la contaminación. Volvemos a reclamar el Plan de Calidad de Aire para la ciudad.
Para el fomento de la bicicleta y los desplazamientos a pie, parece que este gobierno sí está trabajando.
Son pasos importantes. Las nuevas infraestructuras para la bici se están notando, aunque es un trabajo largo y que no está terminado ni mucho menos. València tiene unas condiciones perfectas para el uso de la bici o los desplazamientos a pie y debemos ser una ciudad modelo en ese sentido.
¿Qué soluciones propone Ecologistes en Acció para la paja del arroz?
Lo importante es la retirada de la paja del arroz. Años atrás se retiraba con subvenciones de la Unión Europea y terminaba el problema. Nosotros planteamos que se retire como antiguamente, que los productores asuman el gasto que supone el traslado de la paja y que esa paja se use tanto para biocombustible como para la bioconstrucción. Hay suficiente salida en el mercado para esa paja.
¿Antiguamente? ¿Antiguamente se quemaba?
Me refiero al momento anterior a la situación actual, donde se vuelve a autorizar la quema. Quemarla supone un gran problema de contaminación. Está demostrado.
