El alcalde de València y presidente del Consorcio València 2007, Joan Ribó, apoyó ayer la iniciativa del presidente de la Autoridad Portuaria de València, Aurelio Martínez, de recuperar la antigua Escalera Real del puerto, que quedó soterrada en los años 80 a raíz de la construcción de la Estación Marítima.

Tal como avanzó este diario, el puerto ha llevado a cabo catas arqueológicas que han permitido comprobar que la escalera se conserva. La intención es recuperar esta escalinata como emblema de la fachada marítima.

Para Ribó el hallazgo «es una buena noticia para la ciudad tanto por el patrimonio que simboliza, como por su contribución a la dinamización» de la Marina y de los barrios del frente marítimo de València. Con la intervención que impulsa el puerto, «la primera estación marítima de València que fue el Edificio del Reloj retoma el vínculo con su historia, y contribuye a que los valencianos conozcan mejor su propia ciudad», destacó el alcalde. «Se recupera ahora un elemento patrimonial que quedó oculto en su día a los vecinos de la ciudad despreciando su valor histórico», apuntó.

En la misma línea se pronunció el conseller de Hacienda y vicepresidente del Consorcio, Vicent Soler, quien aseguró que es una gran noticia la recuperación de la escalinata de 1850 porque «puede cualificar mucho más el espacio del consorcio». «Vamos a trabajar todos juntos para poner en valor este espacio singular y único, porque afecta también a la historia particular de Valencia».

A juicio de Soler, «es necesario hacer de ese espacio un lugar de interés turístico, económico y empresarial». Soler manifestó su satisfacción por el hallazgo de la APV y aseguró que «es primordial conservar y poner en valor el espacio de la Marina, de gran riqueza histórica y arquitectónica». Gracias al esfuerzo de la APV, dijo, «podremos preservar y dar a conocer una pieza imprescindible para entender la historia de la ciudad».

Los vecinos opinan

La Asociación de Vecinos de Natzaret valoró la iniciativa de rescatar la Escalera Real, si bien su portavoz, Julio Moltó, apuntó que la intervención «es incompatible con levantar encima un hotel de 30 alturas» que proyecta el Consorcio. Para los vecinos es necesario «recuperar la memoria de los lugares para mejorar la autoestima colectiva».