Los dos meses largos de sequía que ha sufrido València han vuelto a dejar la Albufera por debajo de sus límites habituales en la denominada «perellonà», cuyo momento álgido es precisamente ahora. Según las mediciones oficiales, el lago estaría 20 centímetros por debajo de lo que toca, aunque el agua es de buena calidad y se espera que la lluvia caída en el día de ayer contribuya a elevar los niveles.
La «perellonà» es un fenómeno que se produce entre los meses de octubre y diciembre por el que la Albufera alcanza sus niveles más altos de agua, recuperando recursos de los cotos, del subsuelo y de las lluvias de otoño. En estas fechas lo normal, por tanto, es que el nivel del agua esté 25 centímetros por encima de la cota cero, que, a su vez, está situada 18 centímetros por encima del nivel del mar. Sin embargo, las mediciones oficiales recogidas ayer indican que el nivel es de 5 centímetros por encima de esa cota cero, lo que significa que está 20 por debajo de lo que debiera.
Otras fuentes consultadas por este periódico, con mediciones de días anteriores, ofrecen datos más alarmantes. En el momento que estamos de «perellonà», el agua debería estar 40 centímetros por encima de la cota cero, sin embargo, esas mediciones colocarían el nivel en menos treinta.
También las valoraciones acerca de la situación ambiental son divergentes. El secretario de la Junta de Desagüe y presidente de la Comunidad de Regantes de Sueca, José Fortea, aseguró que la calidad del agua es muy buena y que no hay un problema medioambiental sobre la mesa. Es más, espera que la lluvia de ayer contribuya a elevar los niveles actuales y los coloque en los números habituales de la época.
Los cotos están bajos
Sin embargo, los cazadores de Sueca y de Cullera aseguran que los cotos están muy bajos de agua, cuestión que se ha notado muy negativamente en las primeras tiradas de caza. En el coto de Sueca el número de piezas cobradas se redujo un 65 % con respecto a la media de años anteriores. Y en el de Cullera la situación fue aún peor, pues dos horas después de empezar la jornada algunos cazadores abandonaron los puestos por falta de aves.
Ahora, todas las miradas están puestas en el cielo, pues la lluvia es la solución que todos esperan.
