València celebró ayer la llegada de la fina lluvia que empapó durante todo el día la ciudad y sirvió para limpiar la atmósfera de contaminación. El líquido elemento permitió rebajar de forma espectacular el nivel de partículas en suspensión PM10, que desde mediados de mes se encontraban disparadas en varias estaciones de la ciudad.

El Ayuntamiento de València podría decretar hoy el final del primer episodio oficial de polución de la historia del «cap i casal», tras nueve días de la activación del protocolo con medidas informativas para la ciudadanía y a los grupos de población con mayor riesgo de tener afecciones cardiorrespiratorias.

La Concejalía de Medio Ambiente podría haber dado carpetazo al episodio de contaminación hace un par de días, pero prefirió mantener por cautela las medidas informativas a la población y esperar a una clara mejoría de la calidad del aire. La llegada de la lluvia es determinante para desactivar el protocolo anticontaminación, aunque fuentes del área que dirige Pilar Soriano volvieron a mostrar su cautela y aseguraron que hasta hoy mismo no se tomará una decisión al respecto.

Lo cierto es que ayer las cuatro estaciones que miden las partículas en suspensión registraron niveles excelentes o buenos. Pero la prevención máxima ya está instalado de alguna manera en la toma de decisiones del Ayuntamiento de València. Y es que si el domingo y lunes los niveles también fueron buenos, comprobaron con preocupación que el martes se volvían a disparar. Por lo que es probable que dejen pasar algún día más para desactivar el protocolo hasta que la situación se estabilice en la ciudad.

Hay que recordar que las partículas PM10 provienen del polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, y también de la combustión de los motores de los vehículos, de las frenadas, de los neumáticos y del efecto de resuspensión que genera el tráfico.

El Ayuntamiento de València atribuyó a la quema de paja del arroz y las obras en la ciudad la elevada presencia de partículas en suspensión, pero lo desvinculó del tráfico. La argumentación es que si los vehículos hubieran sido determinantes hubieran disparado los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), que nunca han sobrepasado las barreras establecidas en el protocolo.

Sin embargo, un estudio pormenorizado del comportamiento de las partículas PM10 durante todo el mes en la ciudad de València demuestra que el tráfico es un elemento clave y que provoca que la contaminación aumente, aunque no sea la causante directa. Si observamos la gráfica de noviembre, se constata que los domingos, cuando la ciudad se pacifica al reducirse notablemente el tráfico, la polución registra sus niveles más bajos.

En cambio, conforme avanza la semana y con la resuspensión de las partículas provocadas por el tráfico, los niveles de contaminación van aumentado de manera paulatina para alcanzar los mayores picos hacia final de la semana. Eso explica los episodios de máxima polución detectados el viernes 17 de diciembre (que coincidió con la quema de paja del arroz en Sollana y Sueca) y el jueves 23 (con una situación anticiclónica fuera de lo común).

El cambio climático ya se nota

La gráfica de evolución de las partículas PM10 en las cuatro estaciones de la ciudad que las registran (otras dos estaciones más no lo hacen) también muestra que desde la quema de paja de arroz autorizada el pasado 13 de noviembre, los niveles de contaminación han ido en aumento. Una situación extraordinaria en València provocada en gran parte por los efectos del cambio climático, es decir, un largo periodo anticiclónico, una agónica sequía y ausencia de lluvias.