Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Centros municipales

Las mujeres toman el mando

Los centros para mayores viven una época dorada con mujeres al frente de su presidencia gracias a la ley de paridad

Las mujeres toman el mando

Los vecinos franceses envidian el término español «jubilación». La lengua gala denomina a este periodo «la retraite», la retirada, una que se produce cuando se considera que la sociedad ya no necesita más de tus servicios. Sin embargo, en castellano, la palabra contiene la connotación de alegría y felicidad, la que describen que sienten los socios de los Centros Municipales de Actividades para Personas Mayores de València. Aún circula la percepción de que a estos centros «solo van viejos a jugar», pero nada que ver con las decenas de actividades que se organizan en sus salas y espacios.

Además, ha habido cambios en los últimos años. Desde que entrara en vigor la nueva normativa en 2016, de los 51 centros de actividades, ya hay diez presididos por mujeres.

Esto se debe a dos medidas que cambiaron sustancialmente su funcionamiento. La más sonada y polémica fue la que regulaba los juegos de suerte o azar, impidiendo apostar más de 20 céntimos por jugador. La segunda, y la que de verdad repercutía en la estructura organizativa de los centros, fue la obligación de que existiera paridad de género en las juntas directivas de los centros así como en el máximo órgano de participación, el Consell Consultiu.

Carmina Palau y Germana Mayordomo forman parte de ambos órganos de dirección. La primera preside el centro Salvador Allende de Torrefiel, y la segunda, el de Patraix. En realidad, Germana es vicepresidenta, pero debido a los problemas de salud del actual responsable, ejerce a menudo el cargo de presidenta en funciones. Y lo cierto es que lo disfruta y aplica la misma fórmula que ha utilizado siempre con sus alumnos de filosofía: «mitad flexibilidad, mitad rigidez, porque esto funciona como un centro educativo, hay que educar y conjugar el potencial de los socios».

Desde la Concejalía de Personas Mayores explican que cuando llegaron al gobierno en 2015, la mayoría de los centros tenían directivas compuestas por hombres y, en contraposición, la mayor parte de los usuarios eran mujeres. En el caso del Consell Consultiu, ampliaron de cinco a nueve los miembros, garantizando también la paridad. Ahora lo forman 5 mujeres y 4 hombres.

Carmina es presidenta desde junio y se jubiló hace seis años, después de pasar cuarenta como administrativa en La Fe. Señala que este año se han dado de alta 90 nuevos socios, de los que más de la mitad son mujeres, «un hecho impensable hace unos años». Son mujeres participativas y tanto por la directiva femenina como por la cantidad de mujeres inscritas, «los centros se han dinamizado».

Para Germana, la presencia de mujeres en las directivas es lo que ha impulsado la creación de nuevas actividades, y apunta a tres factores diferenciales de la dirección femenina: «Lo primero que se percibe es la estética y el orden. En mi caso, he fomentado la comunicación e informo de todo a los socios sobre lo que se hace y lo que se ofrece».

Pero, sobre todo, Germana señala que se han cambiado las formas de relacionarse y comportarse. «Me faltan dos o tres horas al día para terminar el trabajo» afirma Carmina, mientras baraja papeles y listas de espera para apuntarse a baile en línea y a los talleres de memoria. Ella lamenta que les faltan salas para ofrecer todo lo que les gustaría, y cuenta que el último curso con gran asistencia fue el de aprender a utilizar WhatsApp. En Patraix impartieron uno sobre el sistema Android de los móviles. Entre los más solicitados están la pintura al óleo, el Thai Chi, las clases de inglés o gimnasia.

Como presidentas, es una tarea de encajar ovillos entre actividades y salas que se ve a lo largo de la entrevista con Germana, interrumpida por el ir y venir de personas que necesitan resolver dudas organizativas con ella. Además, como integrantes del Consell Consultiu, recopilan datos para informar al ayuntamiento y para compartir problemas y soluciones conjuntas de los centros.

Lo que llama poderosamente la atención de ambas mujeres es la pasión que desprenden por el trabajo que desempeñan, un gran servicio social que prestan de forma altruista. Han llegado hasta aquí por la misma razón: cuando llegó el momento de jubilarse no sabían -ni querían- estar en casa. Seguir en activo fue su decisión, y gracias a la paridad impuesta por la concejalía, han podido desarrollar su nueva profesión.

Compartir el artículo

stats