El polémico y cuestionado calendario de quemas de la paja del arroz implantado por la conselleria de Medio Ambiente se ha ganado en su primer año de funcionamiento más detractores que defensores. El sector arrocero no es el único afectado, ya que el de la caza afronta uno de sus peores años. Es más, algunas voces señalan que uno de los principales damnificados sería el propio Parque Natural de la Albufera, cuyo ecosistema se podría ver perjudicado por la ausencia de aves migratorias que suelen usar los humedales del paraje como lugar de reposo en su viaje a tierras cálidas.

Precisamente, en la noche del miércoles tuvo lugar una reunión entre representantes de los cazadores, de los agricultores, de los regantes y del Ayuntamiento de Sueca. En ella, los aficionados a la caza pusieron de manifiesto su enfado. «El plan de quemas ha provocado que los sindicatos de riego no inunden nada, cerca del 80 % de los cotos y el parque está seco y eso afecta, indirectamente, al colectivo de los cazadores. La paja se ha de recoger o quemar, no puede quedarse en el campo», explicó a Levante-EMV el presidente de la asociación de cazadores, José Badía.

Como ya adelantó este periódico, la apertura de la veda fue un muy negativa para el colectivo: «Ya hemos hecho dos jornadas de 'tiraes' en las que ha habido una gran ausencia de aves, que no tienen querencia porque no llevan tiempo aquí. Hay replazas por las que se ha pagado mucho dinero y que no se han llevado ni una sola pieza y eso es durísimo. Según Badía, el sector se ha mostrado «comprensivo» con la situación pero no entiende «cómo se ha hecho un calendario tan absurdo. Y si el inicio ha sido malo, lo que queda es una verdadera incógnita: «Afrontamos un futuro muy incierto, no sabemos cómo afrontar las jornadas que nos quedan. Las migraciones más importantes ya se han producido y lo que pueda quedar es residual. Podría darse incluso el caso de que cambien los hábitos de migración. No queremos que esto se vuelva a producir, estábamos mucho mejor antes», sentenció Badía.

En Cullera, por su parte, «no se ha padecido tanto como en Sueca», aseguró el presidente del colectivo cullerense, Manolo Tur, quien también se mostró crítico con la situación: «Lo que ocurre este año es una locura que nos afecta a todos. De haber llovido, con toda la paja por quemar, se habría oxidado el agua y hubieran muerto muchos peces. Pero el problema es mucho más grave porque el parque de la Albufera tiene que estar inundado para recibir a las aves que emigran a países más cálidos. Ya no se trata sólo de los patos que cazamos, sino de una gran cantidad de aves que se recuperan aquí de su largo viaje, que continúan tras alimentarse, y que este año no han pasado por aquí. Se trata de animales que pueden padecer mucho porque su hábitat se ha destruido», sentenció.

Mientras, el edil Salvador Campillo, responsable del Consell Local Agrari, transmitió a agricultores y cazadores el sentimiento de «impotencia» del Ayuntamiento de Sueca en la reunión del miércoles. «Comprendemos que los agricultores no quieran soltar agua porque podría provocar un desastre, pero entendemos el enfado de los cazadores, que son un colectivo muy importante. Pero, aún así, no podemos ofrecer una solución», dijo.