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"Los vecinos del sur ya no podemos asumir ni una infraestructura más"

Castellar-Oliveral muestra su rechazo al proyecto de ampliación de la Pista de Silla de Fomento

"Los vecinos del sur ya no podemos asumir ni una infraestructura más"

Primero fue la desviación del cauce del Río Túria, luego llegaron otros proyectos como la ZAL, la ampliación de la V-30 y otros más, pero los vecinos del sur de València han dicho «basta ya» y se muestran totalmente contrarios a cualquier tipo de infraestructura que repercuta en su día a día ya «suficientemente contaminado», como la conocida el pasado viernes por parte de Fomento y que prevé ampliar la Pista de Silla con dos vías laterales.

Este malestar y este hartazgo general lo expresaba ayer la presidenta de la Asociación de Vecinos de Castellar-Oliveral, Empar Puchades, quien decía, sin tapujos que «los vecinos del sur ya no podemos asumir ni una infraestructura más». Ella contaba a Levante-EMV como habían recibido «como un gran mazazo» esta nueva noticia, pero se mostraba dispuesta a luchar para defender los intereses no solo de su barrio, y de los colindantes, sino «de la huerta valenciana, de los regadíos históricos y también del Parque Natural de la Albufera». Es más, confesaba que desde hace algún tiempo la asociación cuenta con un remanente de dinero para afrontar gastos de abogados porque «sabemos que hay muchos intereses en juego y muchas presiones en esta zona».

Ella agradecía el trato más cercano del actual equipo de gobierno municipal y regional, y, al mismo tiempo, lamentaba «las políticas continuistas y el mantenimiento del mismo modelo urbanístico y territorial» del gobierno central. Es más, aseguraba que «no nos negamos a las inversiones», pero matizaba que estas «han de ser consensuadas. Que tengan en cuenta las opiniones de los vecinos y que no se tomen solo desde los despachos en Madrid, decisiones sobre territorios donde hay planes de viabilidad y recuperación alternativos». Sobre el patrimonio que se verá afectado por este proyecto, Puchades hablaba de la destrucción de caminos antiguos como el Cordell vell de Russafa, de la afectación a la Via Augusta, al Camino de Santiago, así como al patrimonio hídrico de acequias y campos». Además, explicaba que se destruirían casas ya habitadas y manifestaba que en este barrio, curiosamente, «están siendo los nietos los que están volviendo» y esto puede acabar con esta tendencia, pues habrá más contaminación acústica.

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