Josefa Paulín de la Peña no ha dejado descendientes directos como duquesa de Ripalda. Sí que hay tataranietos y choznos (hijos de tataranietos) por la parte de su primer matrimonio, con el Conde de Romrée. De los tres hijos que tuvo posteriormente con el Conde de Ripalda, María, Isabel y Dolores, tan sólo alcanzó esta última, «Lola Ripalda», alcanzó la madurez, pero falleció en 1942, a los 76 años de edad, sin descendencia. Son las paradojas de la vida. En el Siglo XIX los matrimonios eran fecundos, independientemente de la condición social. Pero también lo era la mortalidad infantil. Y aunque parezca extraño, la rama Agulló-Paulín se extinguió con Lola.

La condesa pervive a través de su primer matrimonio y de su hermana Isidra (la otra hermana, Ana, no tuvo descendencia), hay verdadera legión de sobrinos lejanos. El anuncio, en Levante-EMV, de la investigación llevada a cabo por el equipo Verum Valentia sobre la vida y el legado de la Condesa de Ripalda ha despertado la curiosidad entre miembros de la sociedad valenciana que ahora empiezan a reconocer que, a través de la tradición familiar, saben que son familiares. Esto se ha convertido en materia de debate en el foro de «Valencia Antigua: Historia Gráfica». Sin ir más lejos, el Barón de Ruaya anunciaba hace pocos días que «La hermana de Josefa es de nuestra familia. Gracias a vosotros vamos a revivir un gran capitulo de los personajes que contribuyeron a esta Valencia magna. Por mi parte procuro ser agradecido a mi descendencia y familiares por estar aquí y honrarles de su gran labor». Y es que hay que recordar que una buena parte de la sociedad valenciana, por mor de los matrimonios producidos a lo largo del último siglo y medio, ha ido cruzando y extendiendo sus apellidos. En estos foros se incide en otro aspecto importante, que en el relato que va a ofrecer Levante-EMV irá resolviéndose: los misterios. Rondan alrededor de la Condesa y de su obra emblemática: el Palacio de Ripalda. Como el relativo a su demolición. ¿Fue destruido o fue trasladado piedra a piedra a otro lugar? Los hay que aseguran haberlo visto en Estados Unidos. Otros lo ubican en Alemania. El día 24 empieza el relato de «Una vida de novela» con el final del camino. Pilar Martínez, Paco Gascó y Arturo Cervellera narrarán cómo se llegó hasta el pequeño cementerio de un rico barrio de París y cómo y por qué esta valenciana de Cullera, de vida azarosa, acabó muriendo muy lejos de un palacio que disfrutó poco tiempo. En el segundo capítulo se desvelará, con imágenes, el destino del Palacio. A lo largo de nueve entregas posteriores, que se publicarán durante las fechas navideñas y el inicio de enero, se completará la historia.