«A mí no me toques. A mí no me toques o te meto una hostia en todos los cojones». Sólo se escucha la voz de la mujer, que no es visible en ese instante porque el cuerpo del policía nacional uniformado la tapa por completo. El agente, grabado de espaldas, le propina una fortísima bofetada con su mano derecha, dejándola caer con toda su fuerza, en la mejilla izquierda de la mujer, que sale desplazada por el golpe y cae al suelo. Mientras, su compañero permanece impertérrito a su lado.

La escena fue grabada por un ciudadano en la noche del viernes al sábado en la confluencia de las calles San Juan de la Peña y Padre Viñas, en pleno barrio valenciano de Orriols, dentro del distrito de Trànsits.

Sin embargo, pasó desapercibida porque la víctima, al parecer toxicómana, ni siquiera denunció la brutal agresión. El domingo, Levante-EMV publicó en exclusiva el vídeo, que llevaba ya un tiempo circulando por las redes sociales, donde se hizo viral en unas pocas horas. Fue entonces, gracias a la publicación en la web de este diario, cuando la Jefatura Superior de Policía de València supo de lo ocurrido y abrió «de inmediato» una información reservada, «porque en ese momento no sabíamos nada: ni siquiera quién era el policía», así que no era posible un expediente con nombre y apellidos, explicaron a este periódico fuentes oficiales de la Policía Nacional.

Identificarlo costó poco, porque el ángulo desde el que ha sido grabado permite ver parte de su rostro. Además, por la hora y el lugar, sólo podía tratarse de un reducido número de agentes.

El presunto agresor es un policía integrado en la Brigada de Seguridad Ciudadana, que presta servicio de uniforme en los vehículos de radiopatrulla con distintivos policiales -los conocidos como «zetas»- que dependen de la sala del 091. Al parecer, es hijo de un mando de una comisaría local y hermano de una inspectora.

«No se puede consentir»

La preocupación por el daño a la imagen de la policía que supone la agresión reinaba ayer en la Jefatura Superior de Policía de València tras la difusión del incidente. «No conocemos las circunstancias, pero no hay ninguna que justifique lo que el vídeo deja ver claramente. Además, se trata al parecer de una mujer toxicómana, por lo que dijera lo que dijera es evidente que eso nunca debió suponer una provocación para el policía. No hay justificación ninguna. Simplemente, no se puede consentir y tendrá la respuesta que merece», dijo ayer un responsable policial a este diario.

De momento, la información reservada se ha convertido ya en un expediente disciplinario contra el funcionario identificado, que será llamado a declarar esta semana, al igual que su compañero. Además, será citada la víctima y otros testigos.

Las fuentes consultadas explicaron que, una vez concluido el expediente, se determinará la gravedad de la falta y la sanción que comporta, aunque, en caso de que durante esa instrucción se determine que la acción del policía tiene indicios de ser un delito, se abrirían diligencias penales «con todas las consecuencias».