Una de las secuelas que quedaban en la ciudad de València de lo que fue en su día la grave crisis económica entró ayer en su fase de resolución definitiva: el Real Club Náutico de València firmó con los representantes de las marinas de Puerto Portals y Formentera Mar la concesión y explotación de los amarres que en su día se llamaron València Yatch Base, una espectacular ampliación de los pantalanes destinado en principio a albergar megayates que, según el fallido plan de negocio, encontrarían en este puerto su fondeadero, especialmente en los meses de invierno.

Aquella obra fue realizada por la constructora Cyes, que generó una sociedad de gestión (Valencia Yatch Base) que cayó en concurso de acreedores. El RCN València se encontró, en la tesitura de unas obras finalizadas, que le costaron a la constructora cerca de los 65 millones de euros y que propiciaron una notable expansión de los terrenos del club, completamente en paralelo al muelle de Poniente. La decisión a tomar (endeudarse o negociar una nueva concesión, tras la liquidación de VYB) generó un cisma en el propio Club Náutico, del que ha acabado por imponerse, resultados en la mano, la tesis del actual presidente, Julián Vico. «La asamblea aprobó por amplísima mayoría mi idea y creo que hemos encontrado una solución y una ventaja a lo que ha sido, durante muchos años, un problema». El acuerdo puede ser determinante en el futuro electoral del club, que debe elegir presidente en el mes de marzo.

¿Por qué fracasó el «megapuerto»?. «Posiblemente, porque hubo un error de planteamiento. En el Mediterráneo puede que no haya más que entre cien y ciento cincuenta megayates itinerantes. Si se prepara un espacio para 236, salta a la vista que algo falla. Posiblemente».

Barcos más pequeños

El nuevo planteamiento incluye dar entrada a barcos de menor eslora, más abundantes, y que garantizarían un mayor volúmen de negocio. Vico destacaba, además, que «la firma es con gestores de marinas que conocen perfectamente este mercado». Puerto Portals es un puerto deportivo de Calviá y Formentera Marina, obviamente, de la isla del mismo nombre. Los cálculos dicen que, tras las obras de reacondicionamiento necesarias, «en seis meses podría estar funcionando al entre el 70 y el 80 por ciento». Pasará a denominarse València Yatch Port.

Con la operación, el Náutico de València se asegura unos ingresos aproximados de 400.000 euros anuales «además de conseguir un rescate de deuda de 1,4 millones» y lo que es más importante, volver a tener en funcionamiento sus instalaciones al completo.

València 2007 anuncia licitación

Por otra parte, el Consorcio València 2007, entidad gestora de la Marina de València, anunciaba ayer que va a lanzar con «carácter inminente» la licitación de las obras de rehabilitación del Tinglado 2, con un plazo de ejecución previsto de seis meses, por lo que espera que el recinto esté rehabilitado «antes de que finalice el 2018».

Así lo ha indicado la entidad después de que este miércoles el concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de València Alfonso Novo denunciara que «como consecuencia del retraso que sufre la rehabilitación» del Tinglado 2 del Puerto de València se está produciendo un deterioro añadido a este inmueble declarado Bien de Relevancia Local. El Consorció recordó, además, que las intervenciones de seguridad han permitido reabrir el Tinglado para poder desarrollar actividades.