La delegación de Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de València manifestó ayer la necesidad de poner en marcha «todas las medidas necesarias para alcanzar dos objetivos: maximizar la prevención y minimizar las consecuencias de las agresiones al Patrimonio».

Esta fue la premisa que lanzaron fuentes de la concejalía de Cultura respecto a los últimos desperfectos que han sufrido monumentos históricos de València, tales como la «gamberrada» que quemó parte de la puerta de l'Almoina, en la Catedral, y el incidente entre dos personas que provocó el incendio en las Torres de Quart el día 5.

Dos casos que se suman a una larga lista de actos vandálicos pese a que Cultura considera que «no es un problema de València ni de la gestión del Ayuntamiento, sino que afecta a todas las ciudades de forma transversal».

Sin embargo, las mismas fuentes reconocieron que los técnicos de Cultura están valorando distintas medidas de corte normativo, socioeducativo, técnico-ejecutivo y sancionador.

En este último es donde podrían incluirse medidas como la instalación de cámaras de videovigilancia. Sin embargo, esta decisión no es competencia de Cultura, sino que «la Agencia de Protección de Datos entiende que la instalación de estas cámaras de identificación que afectan al derecho a la intimidad, son competencia de las fuerzas del Estado», pese a que es la medida más solicitada por colectivos culturales y asociaciones vecinales.

Prevención y rápida actuación

Las mismas fuentes aseguraron que Cultura «no se manifestará en este asunto» pese a que resultaría de gran interés, pero «desde el máximo respeto, han de ser las fuerzas de seguridad las que hagan la valoración». Aún así, reconocieron haber mantenido conversaciones para valorar cómo se podrían aplicar las sanciones y las cámaras de vigilancia.

Sin embargo, en otros dos objetivos sí que tienen potestad y se está trabajando en ellos. Por un lado, se está estudiando cómo mejorar las ordenanzas vigentes en cuanto a protección del Patrimonio y actuación ante agresiones para ser más efectivos en combatir estas actuaciones».

Junto a esta iniciativa, la concejalía adelantó que se realizará algún tipo de campaña de concienciación y educación para prevenir los ataques a monumentos históricos, aunque no hay plazos todavía ni el formato está determinado, pero aseguraron que sería positivo, tal y como se ha realizado en otras ciudades españolas.

El último objetivo en el que se trabaja y que funciona de forma efectiva es el de dar respuesta una vez se ha producido el acto vandálico. «Se ha acelerado el proceso y se han coordinado mejor los servicios» para dar una respuesta rápida al vandalismo. Así, ayer a mediodía se había limpiado la forja afectada por el incendio en las Torres de Quart, y ahora estudian cómo limpiar sin causar daños la puerta y la piedra carbonizada.

Tranquilidad en el Arzobispado

Otra institución que se ve aquejada por agresiones esporádicas es el Arzobispado y sus edificios monumentales. Jaime Sancho, el que fue responsable de Patrimonio y actual rector de la Basílica de los Desamparados, reconoció que sí se ha planteado instalar cámaras de seguridad en los exteriores de la Catedral, la Basílica y el Arzobispado.

Sin embargo, «el coste de mantenimiento es muy elevado e implica cuestiones legales de imagen». En los interiores de los tres inmuebles sí existen cámaras y tienen contratado un servicio de vigilancia, pero por el momento resultan suficientes los servicios nocturnos que presta la Policía Local «y es imposible tener agentes en cada esquina». Sancho apeló a la educación para prevenir agresiones que afectan «a los edificios de relevancia religiosa y a las personas que los transitan».