Policía Local y Bomberos desalojaron ayer un edificio situado en la esquina de la calle Tejedores con la Plaza Viriato, que en los últimos años se había convertido en un «centro de distribución de droga», según han denunciado los vecinos. Se trata de un edificio de la Generalitat destinado a vivienda pública, pero en la década que lleva construido nunca había servido a este fin, es decir, nunca fue ocupado legalmente, dicen.

En palabras de los vecinos, este edificio, de cinco alturas y un amplio bajo comercial, se había convertido en un problema para el barrio. A falta de un uso normal, numerosas personas habían ocupado los bajos primero y luego los pisos superiores, convirtiendo este espacio en un lugar de venta y consumo de drogas.

En más de una ocasión, explican, ha habido altercados e incendios que han contribuido a la degradación del edificio, pero lo más grave eran las molestias que causaban al vecindario y la proximidad de un colegio. La situación llegó a tal punto que los vecinos recogieron 2.000 firmas para forzar una intervención administrativa.

Así pues, los afectados han agradecido la intervención de la Generalitat, concretamente de Helena Beunza, directora de la Entidad de Infraestructuras de la Generalitat (EIGE), que después de hablar con los vecinos ayer impulsó una operación para acabar con el problema.

Agentes del cuerpo de bomberos y miembros de una contrata pública entraron en la vivienda y tapiaron todos los accesos para evitar que los toxicómanos entren de nuevo, como ha ocurrido en ocasiones anteriores. En principio, se entiende que el problema ha quedado resuelto al menos desde el punto de vista del orden público. Los vecinos advierten, no obstante, que situaciones similares se ven todos los días en el barrio de Velluters, donde el problema de la prostitución y la droga han vuelto con fuerza.

Multa por lavar un tenedor

Según dicen, la propia policía les ha informado de que en la polémica calle Viana se están alquilando viviendas para el consumo de drogas, un asunto para el que piden una respuesta de las Fuerzas de Seguridad, a las que acusan de poner excesivo celo en unas cosas y olvidarse de otras.

Un caso concreto al que aludieron ayer es que la policía ha multado a una vecina que no tenía agua en casa por lavar un tenedor en una fuente pública. Según dicen, situaciones similares se producen con drogadictos y jeringuillas y nadie los multa.