? La contaminación acústica no es algo solo de València ni de barrios como el de Russafa, aunque no es menos cierto que ciertas zonas registran problemas de este tipo mucho mayores, así como más denuncias y reclamaciones. De este modo, el Síndic de Greujes ha anunciado que en 2017 registró 804 quejas por contaminación acústica en la Comunitat Valenciana. Algo habitual en sus resoluciones es constatar la «pasividad municipal ante los efectos perjudiciales para la salud provocados por la contaminación acústica», como así se registra en varias sentencias sobre el barrio de Russafa publicadas en 2017. Cholbi considera que «la Administración debe ser más activa y eficaz a la hora de inspeccionar las actividades ruidosas y en el control posterior del cumplimiento de las medidas».