Los alrededores de la iglesia de San Valero, en el barrio de Russafa, vivieron ayer, un año más, una multitudinaria celebración donde la venta de aceite de oliva y de galletas para combatir el mal de garganta era la gran protagonista. Mucha gente aprovechó para rendir homenaje a San Blas, cuya imagen se sacó a la calle, o para comprar en el mercadillo artesanal, que continúa hoy.