Han pasado doce lustros desde que quien esto firma, con decenas de compañeros, terminó sus estudios en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, allá por 1.957. Éramos más de setenta compañeros, porque entonces las Universidades todavía no ofrecían la carrera de Ciencias de la Información, y era necesario, con dieciocho años cumplidos, matricularse en el centro especializado de Madrid o en el de Barcelona, que no admitía más que dos cursos y el tercero había que realizarlo en la capital.

Ahora, pasados más de sesenta años de que se diplomó la que se calificó como «Promoción Tarragona» -porque en el transcurso de la carrera hicimos un cuso semanal en Salou-, uno de los compañeros, Francisco Daunis Ribera, tuvo la feliz iniciativa de convocar a los supervivientes de aquella lista de alumnos -bueno, a los supervivientes- para en torno a una mesa en Madrid evocar los tiempos de convivencia en la Escuela que estaba situada en la calle de Zurbano.

Acudimos a Madrid no más de diecisiete condiscípulos, pues algunos de la lista d entonces -¡ay!- ya no están entre nosotros, y algunos no pudieron desplazarse. Los años pasan.

En torno a una mesa estábamos José Manuel Alonso Ibarrola, Víctor Olmos Valdellou, Fernando Fernández Sanz, Carmen Fernández Millán, Adela Medrano, Carmen Martínez Debén, Valentín Popescu, Antonio García Zurdo, Germán Hebrero Sanmartín, Antonio Álvarez Barrios, Luis López Nicolás, José Luis Torres Murillo, Teresa Rubio, María Elena Monrás, Rafael Brines Lorente -presente-, y el ya citado Francisco Daunis.

Pero hubo un compañero de mesa en el almuerzo que merece destacarse: fue el profesor que tuvimos hace sesenta y pico años, Enrique Aguinaga, que con noventa y cinco cumplidos quiso estar acompañando a sus antiguos discípulos; y demostró, para sorpresa de todos, que conserva la mente como en la década de los cincuenta del pasado siglos. Recordaba muchas situaciones y hechos que, ahora, los entonces alumnos no recordamos. Y suponemos que no queda nadie más de los que dictaron clases de Periodismo en aquellos tiempos.

En la reunión echamos en falta a los dos primeros calificados tras la diplomatura en 1.957. Se trataba de Luis María Ansón Oliart, que después ha ostentado cargos periodísticos de rango nacional y es académico de la Española de la Lengua; y Venancio Luis Agudo Ezquerra, que dirigió, tras diplomarse, «La Verdad» de Murcia, «Ya», agencia Logos, y es padre de un destacado compañero actual, que trabaja en COPE-Valencia y dirige la revista «Paraula».

En fin, ha sido una jornada inolvidable, que nos sirvió para recordar unos tiempos que no volverán; pero que ahí quedan para el recuerdo.