Se pueden ver en las películas, en los archivos de los museos y, de cuando en cuando, se descubren los restos de alguno de ellos en las profundidades del mar Caribe, todavía con las bodegas cargadas del oro y la plata que el Imperio traía de las Américas. Sin embargo, pisar las cubiertas de un galeón del siglo XVI es hoy, realmente difícil.

La Fundación Nao Victoria, sin embargo, lo ha hecho posible y gracias al trabajo minucioso de reconstrucción histórica, gestiona actualmente tres naves que son reconstrucciones de aquellas que hace 500 años surcaban los océanos: la Nao Victoria con la que entre 1519 y1522 Elcano dio la primera vuelta al mundo; el galeón Andalucía y la nao Santa María, réplica de aquella sobre la que Colón descubrió América.

Desde ayer, el galeón Andalucía puede ser visitado en el puerto de València. Atracado frente al Veles e Vents, hará escala en la ciudad hasta el día 19 antes de partir hacia Mataró y seguir rumbo a varias ciudades de Francia y Alemania en los próximos meses. Con un peso de 500 toneladas y más grandes que las antiguas naves, los galeones se diseñaron expresamente para ser más rápidos, más robustos y principalmente, tener más capacidad de carga para el intenso tráfico marítimo hacia América y también hacia las Indias.

El Andalucía es una réplica de aquellos grandes barcos que traían riquezas de América aunque «no de uno en concreto», apostilla Fernando Viota, jefe del proyecto del galeón Andalucía que ha viajado con el resto de la tripulación desde Algeciras a València. «No había tratados ni planos de un buque completo», explica. Así, para construirlo se dedicaron tres años de investigación histórica usando documentos de archivos como el General de las Indias o modelos del Museo Naval de Madrid y «se mezclaron los elementos de tres planos de galeones del siglo XVI».

El resultado es una gran nave, que guarda el rigor histórico pero que se ha tenido que adaptar empezando por la forma de construcción. «La nao Victoria sí es enteramente en madera pero en el galeón el casco y los elementos principales se hicieron en fibra de vidrio y se recubrieron en distintas maderas». Aún así, la sensación durante la visita es la de estar pisando una auténtica nave de hace 500 siglos.

En la visita se pueden visitar las diferentes cubiertas, la bodega o el área de artillería con sus cañones. Los amantes de la historia, de la navegación y, sobre todo los niños -«son los que más disfrutan, vienen incluso disfrazados»- de ver un barco que también se alquila para rodajes. «Sobre todo hemos hecho documentales históricos» explica Viota de una nave con la que han completado «250.000 millas» en giras por España, América y Asia. «Hemos estado en la exposición universal de China, Filipinas, el 500 aniversario de Florida, en Canadá...».

Pese a mejoras como unos motores auxiliares para mejorar la maniobrabilidad, lo cierto es que la navegación «es toda una experiencia, vamos todo lo que podemos a vela. Es duro pero gratificante y único», añade el jefe del proyecto que tiene mil y una anécdotas sobre las inclemencias de vivir y dormir en un barco de estas características: desde casi escapar de la punta de un tifón en China, racionar los víveres como antaño porque una singladura se alargó más de lo previsto o hasta tener que ir escoltados en las aguas de Sudán para evitar la acción de los piratas, al igual que, en su día, navegaban los galeones del imperio español para evitar perder su carga a manos de los corsarios.