El informe arqueológico que acompaña el proyecto de ejecución de la remodelación de la plaza de la Reina propone realizar tres catas arqueológicas en la zona donde se construirá la nueva rampa del parking, junto a la calle del Mar. Se trata de la única zona susceptible de albergar restos arqueológicos, en concreto, de la muralla de época romana. Los rebordes de la plaza son las únicas zonas donde sería posible dar con algún hallazgo arqueológico aunque de carácter «marginal». Las ruinas de más envergadura de la muralla que atravesaba el centro de la plaza fueron arrasadas por completo durante la construcción entre 1968 y 1970 del aparcamiento subterráneo, una obra que se realizó sin apenas control arqueológico y que arrasó la mayor parte del subsuelo arqueológico de la plaza en lo que ha sido «uno de los desastres patrimoniales más graves de la ciudad de Valencia, lo que no es poco, dado el abultado historial que se conoce», apunta el informe del Servicio Municipal de Arqueología.

Una de las pocas piezas que se recuperaron en aquella obra fue una inscripción romana de gran tamaño y peso que se depositó en el actual Museo Fallero y que acabó extraviada en una de las obras. La desaparición de esta valiosa pieza fue objeto de una investigación de la Fiscalía que no logró dar con el paradero de la pieza.