La intensidad media diaria (IDM) del tráfico en València descendió en febrero por segundo mes consecutivo, un dato que consolida la estrategia del Govern de la Nau de pacificar la circulación e intentar conseguir un entorno más amable. La disminución del 2,4 por ciento fue global, es decir, en todos los anillos del «cap i casal» se contabilizaron menos vehículos, con la ronda interior como líder de la caída del tráfico motorizado, con una rebaja del 9,7 por ciento. La estadística que compara Levante-EMV recoge 50 puntos de control.

Los datos de reducción de tráfico en febrero son significativos porque en plena recuperación económica, y en una coyuntura de continuo crecimiento de los desplazamientos de vehículos privados, València ha conseguido atajar el número de coches y motos que circulan por la ciudad, lo que a la larga debería redundar en una mejora de la calidad del aire que respiran sus vecinos.

En enero la reducción del tráfico global en la ciudad fue del 1,5 por ciento, mientras que en febrero ha caído en 2,4 puntos, siempre en comparación con los mismos meses del año anterior. Desde hace aproximadamente un año y coincidiendo con la puesta en marcha del Anell Ciclista, València había logrado «expulsar» la circulación del centro hacia grandes avenidas y rondas. Pero por segundo mes consecutivo se ha conseguido que también caiga el número de vehículos que transitan por la periferia. De hecho, incluso acceden menos coches por las entradas de la ciudad (- 0,1 %).

En el cinturón formado por las Rondas Nord-Sud y bulevares se acumuló en febrero una caída del 0,6 por ciento, idéntica cifra que disminuyó en la denominada Ronda Tránsitos (Primado Reig, Cardenal Benlloch, Peris y Valero o Pérez Galdós).

Conforme nos acercamos al corazón del «cap i casal», la reducción del tráfico es mayor. Así en grandes vías o las marginales exteriores del Jardí del Túria circularon un 2,9 por ciento menos de vehículos que hace un año, mientras que en la ronda interior la caída alcanzó un 9,7 por ciento.

La reducción del tráfico hay que analizarlo teniendo en cuenta otros factores importantes como el aumento del uso del transporte público (un 2,3 por ciento más en la EMT en todo 2017) o el mayor uso de la bicicleta, con un crecimiento que ha tenido picos del 50 por ciento desde que se puso en marcha el Anell Ciclista.

Habrá que ver si este descenso del tráfico de la ciudad (de 30.000 vehículos menos de un total de casi dos millones de desplazamientos) repercute positivamente en una mejora de la calidad del aire de la ciudad, uno de los problemas crecientes en València y que es una de las principales preocupaciones de la población.