València coge impulso para convertirse en sede del Centro Mundial para la Alimentación Sostenible (World Sustanaible Food Center). Joan Ribó presentó ayer el proyecto en Roma, ante la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO, que garantizó al alcalde de València todo «su apoyo y recursos». La iniciativa deberá sumar ahora la participación pública permanente de otras instituciones como la Unión Europea, la Generalitat Valenciana, así como los ministerios de Asuntos Exteriores y Cooperación, y el de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. «El objetivo es trabajar en la idea de la mejora alimentaria y la sostenibilidad en el ámbito de las grandes ciudades del mundo. Queremos colaborar con todos aquellos proyectos que están avanzando en este campo en todo el mundo, y ser un centro internacional de irradiación de nuevas formas de alimentación de carácter cada vez más saludable», apuntaba Ribó.

La primera autoridad municipal abordó ayer con José Graziano da Silva, director general de la organización, las bases jurídicas y colaborativas del futuro centro, cuyo eje principal de acción será el de facilitar procesos innovadores para luchar contra la malnutrición y la desnutrición en las ciudades. Según el documento presentado ante la FAO, el CEMAS debe tener una estructura «suficientemente flexible como para no tener que soportar grandes presupuestos anuales de mantenimiento». La presidencia estaría compartida por un alto representante o exrepresentante del consistorio y otro de la FAO. En un segundo escalón estarían un comité asesor, que al menos debería reunirse una vez al año, y una dirección ejecutiva.

En cuanto al capítulo de financiación que precisará el centro, se establecen una básica para el mantenimiento de la estructura de la entidad - plantilla y equipamiento-, aunque especifica que «no debe precisar un alto número de empleados» y debe tener «una estructura suficientemente flexible como para no tener que soportar grandes presupuestos anuales de mantenimiento». «Pero sí debe de ser capaz de gestionar programas y proyectos tanto de investigación como de comunicación», prosigue el documento.

El plan contempla la captación y gestión de recursos para los poyectos o eventos, con convenios, partenariado, colaboraciones para actividades y patrocinios. Además, se especifica que se debería implicar de formar puntual a entidades como el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo, el Comitè de las Regiones, el Banco Mundial, el Banco Europeo de INversiones, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Comité Andino de Fomento.

«Queremos ser un centro internacional de irradiación de nuevas formas de alimentación de carácter cada vez más saludable», manifestaba Ribó. Durante la sesión, también presentó las conclusiones del año de València como Capital Mundial de la Alimentación Sostenible 2017.

El Centro Mundial de la Alimentación Sostenible tendrá como eje principal de acción facilitar procesos innovadores para luchar contra la malnutrición y la desnutrición en las ciudades y en el mundo, así como procurar soluciones al desafío que supone la alimentación sostenible y de calidad a las generaciones futuras. Ribó instaba a «retomar modelos sostenibles y sanos, algunos de los cuales tuvieron gran fuerza en el pasado, en València y otras zonas, y todo esto ha de ser tenido en cuenta por las autoridades para que nuestras sociedades puedan alimentarse de una manera saludable y sostenible». «Hemos de cambiar radicalmente el sistema actual hacia otro de carácter más local, para que las dietas se apoyen más en productos frescos y sencillos de controlar», según el director general de la FAO, quien se congratulaba por «poder tener una capital como València» en la que se disponga de un «centro mundial de referencia para una alimentación saludable», comprometiendo «toda la tecnología de la FAO, todos sus esfuerzos y recursos para que ese centro sea realidad lo más pronto posible», aseguraba Graziano da Silva.

Se buscará la interacción con proyectos que se desarrollan en ciudades de todo el mundo, de manera que el centro funcionará como punto de encuentro para la búsqueda e identificación de buenas prácticas, e intercambio de información y conocimiento de políticas locales y regionales. También se incluye el análisis y seguimiento de resultados, conexión con entidades públicas y privadas de investigación; y participación en grandes bases de datos y archivos de FAO y la ONU.