Almohadas y cientos de plumas cubrían ayer la plaza de la Virgen de València. Por undécimo año consecutivo, el centro de la ciudad volvió a ser el lugar de acogida de la guerra más blanda y divertida que existe: la guerra de almohadas más grande de España. Un espacio donde tanto los disfraces comos los pijamas son bien recibidos.

Así, con las manecillas del reloj marcando las seis de la tarde, centenares de jóvenes, pequeños y no tan pequeños comenzaron a golpear durante 15 minutos exactos a todo aquel que se cruzase en su camino. Eso sí, teniendo en cuenta que las reglas prohibían darle a quien no tuviera una almohada y que si golpeaban debía ser por la parte que no tuviera cremallera.

Una fiesta que permite cada año liberar estrés de la forma más segura que existe.