San Vicente Ferrer resolvió grandes y numerosos problemas y conflictos a la Ciudad y Reino de Valencia, a la Corona de Aragón y a la propia Iglesia Católica, a ésta su gran escándalo en la época medieval, la existencia simultánea de hasta tres Papas.
Su vida está llena de acontecimientos, por lo general muy desconocidos, pues del santo dominico poco se sabe, por lo general ñoñeces o cosas apócrifas, puras leyendas. En una misma operación en la que intervino durante años logró solventar la sucesión al trono de la Corona de Aragón mediante el Compromiso de Caspe y a remolque el Cisma de Occidente.
Benedicto XIII, el Papa Luna de Peñíscola, encargó a su amigo fray Vicente Ferrer, maniobrara para buscar sucesor al trono de la Corona de Aragón en favor del rey de Castilla, Fernando, en el Compromiso de Caspe (1412) -litigio civil- con la secreta intención de que éste le apoyara luego en la solución al Cisma de Occidente (1417) -litigio eclesiástico- y saliese confirmado Papa. El dominico logró que saliera elegido el rey castellano, pero luego éste no le devolvió el favor, dejó caer como Papa a Luna, quien se exilió a Peñíscola no sin antes decirle: «Me qui te feci, missiti in desertum?» (Yo que te hice rey, me abandonas y envías al olvido). A pesar de ser su amigo, san Vicente, por el bien de la Iglesia, contribuyó mucho a la caída del Papa Luna.
Desde antes de nacer, cuentan sus biógrafos, ya hubo noticias de lo que sería su portentosa vida. Embarazada su madre una joven ciega le dijo: «Feliz madre, el ángel que lleváis en vuestro seno, acaba de darme la vista».
Su padre era Notario en Denia y conoció a su madre en una de sus visitas a Valencia. Se casaron y tuvieron ocho hijos, tres varones y cinco mujeres. El milagro de la joven ciega hizo que en Valencia se despertara una especial atención por su nacimiento. El Consell General de la Ciutat acordó apadrinarle en el bautizo «para que fuesse dos veces Madre de este Niño esta feliz Ciudad».
De pequeño ya se le atribuyeron milagros. Se cuenta que su madre le pidió resolviera una fuerte sequía que padecía la huerta de Valencia. Organizó una procesión por fuera de las murallas de la ciudad y ese mismo día al ponerse el sol cayó una gran lluvia, cesando la sequía y recuperándose los huertos con sus cosechas.
Tenía talento, memoria y tesón. Era capaz de recordar y citar fragmentos de sermones que había escuchado. A los 8 años, comenzó a estudiar gramática, humanidades y retórica. A los 14, estudiaba dialéctica y teología.
Su padre planteó a temprana edad enviarle a París o Roma a estudiar. Él no quiso e ingresó en el Convento de Predicadores. Su madre no quiso fuera fraile. Le pusieron a enseñar Lógica y Filosofía a novicios y seglares. Le mandaron a la Universidad de Lérida, una de las más prestigiosas entonces, a enseñar Lógica. Allí escribió varios Tratados de Filosofía.
Fue mejor filósofo que teólogo. En 1376 estudió Teología en la Universidad de Toulouse. En 1378 en Valencia fue ordenado sacerdote y enseñó Teología entre 1385 y 1390.
En esta época no vivía en el convento, sino en casa de su hermano Bonifacio, en la calle del Micalet, hoy palacio de Calatayud. No era de vivir en conventos, no le gustaba. En 1385 fue designado Lector de Teología en la Catedral.
Reglando la prostitución
El Consell de la Ciutat le pidió ordenara y reglara el gran problema de la prostitución en la ciudad, que contaba con el lupanar más famoso de Europa se decía. Le dieron dinero con el que compró solares, hizo casas y valló en recinto donde podían ejercer el viejo oficio. Hizo un barrio para las prostitutas junto a la Puerta Nueva con el fin de que habitaran en él y no fuesen recorriendo la ciudad. Les proporcionó normas, médico, control sanitario,€ Luego a las mujeres que querían abandonar el oficio, las dotaba económicamente y las casaba.
Había muchas y sangrientas batallas entre familias adineradas que luchaban por el poder. Los Soler y los Centelles, los Centelles y los Mazas de Linazas, los Soler y los Marradas, los Centelles y los Vilaragut, € Se peleaban por cualquier cosa y en cualquier lugar. Se dedicó a pacificar los bandos enfrentados.
En 1395 marchó a Avignon, a la Corte Pontificia, reclamado por su amigo Benedicto XIII, el Papa Luna al que había conocido y acompañado en una visita que hizo a Valencia siendo cardenal.
Allí aguantó hasta 1399. Tenía ya 50 años. Tuvo una visión en la que se le apareció Jesucristo y decidió dejarse todo tipo de actividad que no fuera estrictamente apostólica, para dedicarse por entero a la predicación y menesteres religiosos.
Recorrió buena parte del territorio valenciano, de Hispania y del sur de Europa predicando y haciendo milagros. En 1410, obró el famoso milagro de la Font de LLiria y creó el Colegio Imperial de Niños Huérfanos, que aún existe. Fundó el Stvdi General, base y antecedente de la Universidad de Valencia, en 1411.
Gozaba de una buena salud y fortaleza física, buenos pulmones y mejor voz, dicen que atronadora. Era vegetariano, nunca comió carne. Dormía sobre el suelo duro y por almohada se ponía la Biblia o una piedra. Al final de la vida sufrió de varices, pero poco más. Hablaba y escribía el hebrero, el arameo, el griego, el latín, el castellano y el valenciano, que era, en realidad, su don de lenguas.
