En la vigilia por la Paz y misa que presidió ayer tarde en la Catedral, el Arzobispo Cañizares aseguró que "nos hacemos compañeros de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, o de los regímenes opresivos, como nos dice el papa Francisco. Hemos de pedir a los representantes de las naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos, y de acabar con el tráfico de armas de destrucción masiva y de armas químicas letales. Ante esta situación nos sentimos inermes, pero los cristianos tenemos un arma muy poderosa que no usamos suficientemente con la esperanza y la confianza que debiéramos: la unidad en la oración y especialmente, la oración de la Eucaristía, esta es nuestra fuerza, unidos en la oración unánime por la paz".

El Arzobispo de Valencia pidió que "creamos en la fuerza de la oración para que todos los responsables políticos y militares, especialmente de las principales potencias mundiales, se guíen por la vía del diálogo, de la verdad y de la justicia, y la superación de todo interés que no sea el del acuerdo y el bien común, y que procedan a establecer definitivamente la paz. Pedimos que sanen las heridas que han llevado a estas situaciones y que abra las inteligencias y los corazones a la concordia y la búsqueda de soluciones justas. Que nunca falte la solidaridad y la benevolencia, signo de humanidad, para las gentes que tienen que abandonar sus tierras y huir de enormes penalidades. Que no olvidemos a las víctimas, especialmente a los niños y las mujeres que sufren violencia. Pidamos porque se respete siempre la dignidad humana, se garantice el desarrollo y nos esforcemos hasta la extenuación para conseguir la paz, con un no a la guerra, sí a la paz".

El Arzobispo Cañizares recordó que "en este tiempo de Pascua escuchamos el saludo Paz a vosotros de un mundo nuevo que acompaña la paz sobre toda amenaza de violencia y rumores de armas de aflicción que traen guerra y destrucción, como está sucediendo en tantos lugares, en Siria y en Irak, en Venezuela y Sudán, en el mundo entero amenazado por la escalada de violencia e injusticia que traen la guerra"

El Arzobispo de Valencia señaló que "Dios es Padre de todos, sólo sobre El podemos edificar una casa común para todos, aunque no lo escuchen o lo rechacen, es la piedra angular que da consistencia y firmeza a todo el edificio de la humanidad, que se construye sobre la roca firme de la paz".

En especial, recordando las palabras del Papa, se refirió el Arzobispo a "pedir frutos de paz, comenzando por la amada Siria, tan rota desde hace siete años y tan gravemente amenazada, necesitamos unirnos a los esfuerzos de quienes trabajan tan activamente para llevar ayuda y consuelo a la población civil ante una guerra que no cesa".

El Arzobispo de Valencia señaló también "que no dejan de llegar dramáticas noticias sobre la situación en Venezuela y el agravarse de los enfrentamientos, y ante ello, nos unimos a las familias y pedimos insistentemente que encuentren la paz tan necesaria como urgente y el respeto al derecho y la justicia".

Con el arzobispo concelebró el obispo auxiliar, monseñor Esteban Escudero, el vicario general, Vicente Fontestad, y sacerdotes del Cabildo de la Catedral.