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Patrimonio histórico

Las murallas se resisten al olvido

Las fortificaciones islámica y cristiana se rebelan contra el empeño de la ciudad por enterrarlas y han vuelto a aparecer en una obras de canalización junto al antiguo cauce

Las murallas se resisten al olvido

Las murallas de València se resisten a caer en el olvido. Las obras públicas vuelven a toparse una vez más con el pasado y nuevos restos arqueológicos han salido a la luz esta semana durante unas obras de canalización de agua potable que realiza el Ayuntamiento de València entre el puente de la Trinidad y la plaza del Temple. Lo que en principio se pensó que era una puerta del recinto amurallado cristiano (la de la Trinidad), derribado en 1865, parece ser en realidad un recinto fortificado con una torre de época Califal, es decir, anterior a la muralla islámica que se conoce del siglo XI.

Se trata de un hallazgo muy importante, según apunta la directora de las excavaciones, Marisa Serrano, ya que sería uno de los pocos vestigios que han llegado hasta nuestros días del sistema defensivo de la ciudad en época Califal (siglos IX-X). Se sabe, por los cronistas árabes que hablaban de «la Balansiya de las cuatro puertas», que anterior a la muralla islámica del siglo XI, cuya construcción fue auspiciada por la expansión de la Taifa de València, hubo un recinto fortificado de época califal que posiblemente aprovechó el sistema visigodo y romano existente. Sin embargo, hasta ahora apenas se habían encontrado evidencias arqueológicas de la fortificación de época califal.

El hallazgo, en todo caso, obliga a poner el foco sobre el devenir de las murallas que durante siglos protegieron a la ciudad y cuya expansión progresiva acabó con ellas de forma sistemática.

Ingenieros, constructoras y la mayoría de responsables políticos temen a la aparición de los restos arqueológicos de las murallas, protegidos por la ley de Patrimonio Cultural, y que a lo largo de los años han hecho acto de presencia al excavar los túneles del metro o al hacer infraestructuras viarias, de servicios y canalizaciones. La sospecha de su existencia ha llevado en ocasiones a desviar trazados de obras e incluso a renunciar a ellas, como ocurre con el eterno proyecto del túnel de Serranos, cuyo trazado discurriría por la marginal izquierda del río, precisamente en la zona donde esta semana han aparecido nuevamente los restos de las murallas. El hallazgo ha obligado a paralizar las obras de canalización de agua potable que está llevando a cabo la Concejalía del Ciclo del Agua en la marginal izquierda del río, entre Guillem de Castro y la plaza de Tetuán, un punto caliente para la arqueología donde confluyen los trazados de la muralla del siglo XIV con la del siglo XI y vestigios romanos.

De la muralla que protegía la Valentia romana apenas quedan evidencias. Se sabe que tenía cuatro puertas, que coincidían con el trazado del cardo y el decumano (las calles principales de la ciudad). Los restos de la muralla romana y de un torreón aparecieron hace años en la calle Salvador, en el entorno de las Corts, a pocos metros de donde esta semana han aparecido los restos de una torre albarrana que formaría parte de un recinto fortificado delante del actual puente de la Trinidad, una de las entradas principales a la ciudad en época romana, islámica y cristiana.

En época islámica la ciudad creció y fue necesario construir una nueva muralla, la del siglo XI, cuyo lienzo y torreones afloran en el barrio del Carmen, donde la iniciativa pública y, sobre todo, privada ha recuperado, con mayor o menor acierto, algunos tramos del potente muro defensivo. Entre las intervenciones mejor resueltas está la del Centre Cultural Octubre, en la calle San Fernando, la que llevó a cabo la Fundacion Floriga State University en la calle Blanquerías, donde se han conservado las almenas y se puede apreciar en toda su altura el lienzo de la muralla. En el palacio del Marqués de Caro, a pocos metros de la plaza del Temple, los restos de la muralla han quedado integrados en lo que ahora es un hotel de lujo.

El ambicioso plan de la muralla del Carmen, un proyecto que prevé poner en valor varios tramos de muralla y torreones aprobado en 2003, lleva lustros aparcado. El actual Govern de la Nau está reformulandolo para hacerlo económicamente viable, incluyendo más edificabilidad en las unidades de ejecución. La actuación más inmediata es la prevista en la plaza del Ángel, donde ya se ha licitado la redacción del proyecto de restauración, pero que aún está pendiente de la obtencion de la propiedad del suelo por parte del ayuntamiento.

A diferencia de la muralla cristiana, de la islámica no queda ninguna puerta en pie, salvo los restos del muro de uno de los portales que se conservan en la Galería del Tossal. De la muralla cristiana se conservan la puerta de Serranos y la de Quart, así como las ruinas del Portal de los Judíos.

La muralla cristiana tenía varias puertas mayores y otras de menos importancia («els portals xics»). Entre 1989 y 1995 salieron a la luz durante distintas obras públicas del metro y de infraestructuras viarias imporantes restos de la muralla cristiana. Afloraron entonces los restos de cinco torres y puertas principales del recinto amurallado medieval. De todos ellos, solo se dejó a la vista el portal de los Judíos, que apareció durante la construcción de la línea 3 del metro y cuyas ruinas quedaron integradas en la estación de Colón.

El primero en aparecer fue el portal de Sant Vicent, durante la construcción del aparcamiento de San Agustín. Su hallazgo obligó a modificar el proyecto.

Además del portal de los Judíos, las obras del metro sacaron a la luz en la primavera de 1993 los restos de la «Porta de la Mar».

En 1995, durante la construcción del puente de Guillem de Castro apareció el torreón de Santa Caterina, una construcción defensiva de 1390 que estuvo coronada por una escultura. Por esa época también se encontraron los restos del portal Nou.

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