La renacida asociación Albarca, que agrupa a empresarios, comerciantes y vecinos de Ciutat Vella, presentó ayer un centenar de alegaciones a la declaración definitiva de la ZAS (Zona Acústicamente Saturada) de El Carmen. Se quejan especialmente del nuevo recorte de media hora en el horario de las terrazas, motivo por el que también presentó una alegación la Federación de Empresarios de Hostelería de València (FEHV).

Después de siete años de aplicación provisional de la ZAS del Carmen, ayer era el último día para presentar alegaciones a las medidas definitivas, que entre otras cosas reducen media hora el horario de las terrazas, concretamente de 1-1,30 a 12,30-1.

Para el presidente y portavoz de Albarca, Jesús Ortega, esta medida se aplica únicamente en el centro histórico coincidiendo además con el recorte en las medidas de las terrazas, especialmente sangrante en la calle Sogueros, dice, y después de 7 años en los que no se ha acabado con el botellón, los lateros y numerosas actividades ilegales que perjudican al barrio.

«La sensación general -dice Ortega- es que el ayuntamiento nos está maltratando». «Creíamos que un gobierno progresista sería mejor, pero estamos peor que con Rita Barberá», añade. De hecho, cree que si esto continúa así, «Ciutat Vella se convertirá en un barrio de turistas, pero sin vida de ciudad».

Para evitarlo, ayer se presentaron las cien alegaciones, junto con la campaña «Ciutat Vella i Viva», y además han pedido una entrevista con Joan Ribó para hablar del asunto. Quieren dejar claro que las pequeñas y medianas empresas son lo más importante para la vida del barrio y que no pueden acabar con ellas y con la vida que generan.

Es más, Jesús Ortega asegura que ya no se puede escudar el ayuntamiento en las molestias a los vecinos, pues en la actualidad todos los medidores dan valores por debajo de los permitidos.

También la Federación de Hostelería de València ha presentado alegaciones a la ZAS. «Desde la FEHV nos posicionamos en contra de la medida del recorte de media hora del horario de las terrazas», dice, sobre todo porque «en estos años, a pesar de que no se han aplicado de manera efectiva las medidas cautelares, sí se ha conseguido que los valores de los sonómetros hayan bajado en el barrio».

Trato desigual

A juicio de los hosteleros, el adelanto de la retirada de las terrazas perjudica la actividad de los locales afectados, además de no suponer una reducción de la presión acústica de la zona. «Mientras que los hosteleros tienen que retirar sus terrazas media hora antes, no se abordan otras cuestiones prioritarias como la práctica del botellón o la venta de bebida ambulante, el control de los apartamentos turísticos no reglados, etc.», dicen.

A su juicio, las medidas que tendrían que aplicarse serían el control del tráfico nocturno, campañas de concienciación y persecución del fenómeno del botellón y de la venta de alcohol en la calle.