En cualquier entidad sometida al análisis público, las lecturas son plenamente positivas o plenamente negativas, según se esté en el poder o en la oposición. Y eso es lo que ocurre con la liquidación del presupuesto de la Junta Central Fallera. Ayer, el Consejo Rector las aprobó por los pelos, puesto que la representante del PSPV, Pilar Calabuig, no acudió, con lo que la correlación de fuerzas era de empate a dos. La secretaría municipal no aceptó la delegación presentada y como cada parte tiene los papeles distribuidos de antemano, Compromís (Carlos Galiana) y València en Comú (María Oliver) votaron a favor y el PP (Félix Crespo) y Ciudadanos (Amparo Picó), en contra.

Como aquí los goles en campo ajeno no valen doble, tuvo que decidir el voto de calidad del presidente, Pere Fuset, que decantó a favor la votación.

Cada una de las 87 partidas de gastos están sometidas al vaivén de los acontecimientos. Lo ideal es cuadrar lo más posible la previsión con la realización final.

Si el gasto final se va mucho en positivo quiere decir o que se ha hecho una gran gestión (por ejemplo, reducir drásticamente los gastos, apretar a los proveedores, ahorrar algún gasto superfluo...) o una mala gestión (algo que debía hacerse no se ha hecho, o se ha hecho muy poco).

Si, por contra, tiene saldo negativo ocurre lo mismo: o se ha decidido gastar más para realzar una actividad y hacerla a lo grande, por encima de lo pensado, o por alguna imprevisión la cuenta se ha ido de varas.

El resultado final de las cuentas dice que, de 87 gastos, 35 tuvieron más desembolso de lo previsto. En cantidades entre los 73 y los 11.289 euros. Por contra, 48 de ellos gastaron menos de los esperado, con cifras entre 99 y 15.045 euros.

Sólo tres quedaron equilibrados. Incluyendo la subvención de las Agrupaciones, que es una simple operación matemática.

Más patrocinio e inversión

La obligación del equipo de gobierno es magnificar lo positivo y la de la oposición, lo negativo. Así, el concejal Pere Fuset destacaba «el aumento de los patrocinios, la inversión para los pirotécnicos, un aumento de la actividad y la mayor cobertura a las comisiones respecto a los derechos de autor por actividades musicales» en alusión esto último al convenio con la SGAE. Del que, por cierto, hay un desfase positivo de casi diez mil euros, pero producto de que no se había contabilizado el último plazo, que irá en 2018. «Hemos asumido el pago por los gastos por verbenas y ambientaciones musicales que habrían tenido que abonar las comisiones falleras y que ya estaba generando algunos problemas a las mismas»

En el apartado de ingresos, el que más subió sobre las previsiones fue el de la venta de objetos relacionados con la fiesta (tazas, reproducciones de las fallas municipales y otros elementos de «merchandising») por los que se recaudaron once mil euros más de lo previsto. En la Exposición del Ninot se recaudó menos de lo esperado, aunque más que en 2016.

Crespo: «Cuentas incoherentes»

El PP dijo, por boca de su edil Félix Crespo todo lo contrario: que «con unas cuentas incoherentes, mal planificadas y peor previstas». Incidió en la cantidad «irrisoria» destinada a la promoción Unesco «de la que se han gastado 8991 euros, un 0,4 del total» y que algunos actos centrales «siempre criticados por Compromís» han aumentado, como los homenajes, Crida, elección de las cortes de honor, campeonatos, exaltaciones, etcétera.

Amparo Picó, de Ciudadanos criticó su particular cruzada: «ha incumplido su compromiso de aumentar las subvenciones a las agrupaciones falleras» y anunció que ha pedido conocer la documentación sobre el gasto de desplazamiento de las Falleras Mayores «ya que en dos conceptos diferentes suman 88.434 euros». Coincidiendo con la falta de fondos reflejado en el epígrafe de la Unesco.