Lo contó en las redes sociales y hoy contextualiza en Levante-EMV el episodio de abusos sexuales que sufrió cuando tenía 10 años por un profesor de kárate. La concejala Isabel Lozano pasó rápido aquella oscura página de su vida, pero treinta y tres años después ha decidido que era el momento de hacerlo público animada por una campaña viral en la red.

Usted decidió hacer público su caso a través de la campaña #Cuéntalo. ¿Por qué?

Sé que la campaña comenzó en el pasado sábado a través de una periodista, pero hasta el lunes no me di cuenta. No lo pensé mucho, simplemente lo hice porque estas cosas hay que contarlas con más naturalidad, para visibilizar un problema que sufren muchas mujeres y no se atreven a contarlo.

¿Lo sabía alguien?

No es algo que llevara en secreto ni mucho menos. Lo sabía mi familia y algunos amigos a los que ya se lo había contado. No sé, igual escribí el tuit con algo de inconsciencia, pero sentí la necesidad de hacerlo, de contarlo. Creo que mi testimonio ayuda a construir el relato de las personas que han vivido con historias ocultas, que son muchas, que han vivido o viven con sufrimiento estas situaciones. Creo que compartir estas cosas puede ayudar a muchas personas, no sé cuánto ni cómo, pero sé que está ayudando a muchas mujeres a dar un paso adelante y denunciar lo que han pasado.

Como representante pública ¿se sentía con más responsabilidad de contarlo?

Como concejala estoy más acostumbrada a exponerme y debemos dar ejemplo. Si no quería exponerme, no me hubiera presentado para ser concejala.

¿Cómo vivió aquella amarga experiencia?

Cuando me ocurrió no sabía exactamente lo que pasaba. Ni siquiera sé si lo conté bien a mis padres, si les expliqué bien qué me estaba pasando en realidad, pero mis padres entendieron que fue lo suficientemente grave para sacarme de aquel gimnasio. Ellos decidieron no denunciar al igual que otros padres, porque se hablaba de que pasaban cosas raras con el dueño de aquel gimnasio y había quejas de su comportamiento.

¿Sigue funcionando aquel gimnasio, sigue dando clases de kárate aquella persona?

No sé nada de qué fue de aquel hombre, ni si el gimnasio sigue abierto. Fue en el barrio donde vivía y simplemente traté de olvidar aquello y nunca quise saber más. No sé si hubo más abusos, si alguien lo denunció o si ha seguido cometiendo abusos, la verdad. Por fortuna no fue un caso grave. Fueron tocamientos, pero no sé qué pudo pasar con otras chicas.

¿Aquello lo arrastró mucho tiempo?

Yo estoy bien y soy una persona completamente normal, sin problemas con los hombres. De hecho estoy casada con uno. No hay que generar paranoias, ni discursos de odio, ni repugnancia a los hombres, que quede claro, pero hay que dar a conocer lo que pasa de verdad.

Treinta y tres años después ha decidido dar el paso.

Muchas mujeres antes se llevaban sus secretos a la tumba, pero los tiempos han cambiado y eso tienen se tiene que acabar. Hoy vive en igualdad y hay que erradicar todos los comportamientos machistas. Las mujeres tampoco hemos contado muchas veces con la complicidad que necesitábamos de los hombres. Todavía venimos de una cultura misógina en muchos aspectos. Antes eras o puta o santa y a veces parece que, por desgracia, vuelven esos estereotipos a la sociedad actual. Hay que acabar con ellos ya.Las mujeres hemos vivido con mucha culpabilidad y es algo que debería ser justo todo lo contrario.

Muchas mujeres han desvelado a través de la campaña #Cuéntalo que han sufrido casos de abusos. ¿Son muchos más de los que pensamos?

Es evidente. Hicimos unas jornadas municipales en las que hablamos de este tema y conocimos que la mayoría de los abusos se producen en el entorno familiar, pero también se dio el dato de que el 20 por ciento de los menores sufren abusos.

¿Está fallando algo en la sociedad actual?

Creo que algunos jóvenes están carentes de identidad. Tenemos que construir un modelo referente nuevo, también para los hombres, porque vivimos en parte un retroceso. No pueden ser referentes cuestiones como la del reggaeton o aquel que se folla más tías que nadie. Además hay que trabajar aún más para que las mujeres se empoderen.