La movilización de distinos colectivos de Ciutat Vella en defensa de un barrio «vivo» y en contra del recorte de horarios a las terrazas, motivo por el que podrían llegar incluso a la huelga, ha encontrado una firme oposición en la Federación de Vecinos, en la Federación de Hostelería y en el propio ayuntamiento, que recuerdan que las medidas de la ZAS se aplican por una sentencia judicial y que todas fueron consensuadas previamente.

Precisamente ayer, la presidenta de la Federación de Vecinos, María José Broseta, reunió la mesa de contaminación acústica de la entidad para conocer de cerca la situación en los diferentes barrios junto al portavoz de la citada mesa, Toni Cassola, representante de Amics del Carme y uno de los principales defensores del descanso en Ciutat Vella.

A la convocatoria asistieron representantes de las asociaciones de vecinos de Favara, Benimaclet, San Isidro, Ciudad Fallera, San Vicente-Bulevar Sur, Fuente de San Luis, zona Woody, Polo y Peyrolón, Ciudad Jardín, Velluters, el Carmen y Benimaclet. Y la mayoría de las asociaciones coincidieron en señalar el botellón, el tráfico rodado y el exceso de terrazas como principales focos de ruido.

Por orden judicial

Refiriéndose concretamente a la situación de Ciutat Vella, Broseta lanzó dos mensajes. El primero es que la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) se implantó en el Carmen porque los vecinos ganaron una sentencia judicial. Es más, recuerda que estas medidas debían haberse aplicado hace siete años y no ha sido así, lo que ha permitido durante todo este tiempo que muchos locales siguieran causando graves molestias a los vecinos.

En segundo lugar, la presidenta de la Federación de Vecinos recordó que el concejal Carlos Galiana reunió a todas las partes y que en esos encuentros estuvo presente a la Federación de Hostelería. «Más diálogo no se puede», dijo Broseta, quien añadió que en estas circunstancias «nadie puede verse tampoco sorprendido».

Preguntada sobre la posibilidad de que estas medidas acaben con la vida del Carmen, como defiende la nueva plataforma, Broseta fue clara: «Matar un barrio es que no haya tiendas o que no haya restaurantes que cumplan con la ley, pero el Carmen es un barrio vivo en el que hay gente que cumple y gente que no cumple».

¿Y qué la parece el cierre de las terrazas a las 12 de la noche?, le preguntamos. «A mi me parece bien», respondió después de pensar unos segundos su contestación, aunque María José Broseta añadió que «si llegado el momento se cumplen con los niveles de ruido que establece la ley, se podría negociar esos horarios con las personas que han ganado la sentencia».

Broseta insistió, además, en la necesidad de luchar contra el botellón, los lateros y las tiendas de conveniencia.

Por su parte, el Ayuntamiento de València prefirió ayer no entrar en la polémica del Carmen. Fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente aseguraron que las medidas ya fueron consensuadas en su día con todas las partes, como ha señalado también María José Broseta. Y por parte de la Alcaldía, se aseguró: «Las terrazas son importantes para la ciudad, pero igual de importante es que un vecino pueda pasar por una acera sin tener obstáculos».

No a la huelga

Finalmente, la Federación de Hostelería se desmarcó ayer de una posible huelga en el Carmen asegurando que no promueve en estos momentos una movilización sectorial en la ciudad de València, considerando que «este tipo de medidas de presión no pueden ser planteadas con un afán de oportunismo», siendo unas medidas que de plantearse «se tienen que valorar siempre desde la reflexión y en un contexto en el que no existiera posibilidad de interlocución con la Administración». En estos momentos, sin embargo, aseguran que «existen mecanismos para poder negociar con la administración como mesas de trabajo en las que la federación está realizando una defensa de los intereses empresariales».