César Salvo, cronista de Villar del Arzobispo, participó a finales de marzo en el I Foro Internacional de Guadalupe (México) sobre este fraile en proceso de beatificación. Después, del encuentro se inauguró a las 19 horas la plaza dedicada al valenciano Fray Antonio Margil de Jesús, en pleno centro de Guadalupe y junto al punto de partida del Camino de Tierra Adentro.

El franciscano Antonio Margil de Jesús está en proceso de Beatificación y en el encuentro participaron historiadores y cronistas mexicanos, además de un repre­sentante español y otro de Houston (Texas).

El Foro Margil fue organizado por el Gobierno Municipal de Guadalupe. César Salvo abrió el evento con el trabajo titulado Infancia y Juventud de Antonio Margil Ros, el fraile valenciano que evangelizó parte de Mesoamérica y fundó tres conventos de Propaganda Fide, uno de ellos el de Guadalupe, en el cual se desarrolló el encuentro internacional.

Además de ser el fundador de la ciudad de San Antonio en Texas, y de numerosas misio­nes en ese territorio americano, Fray Antonio Margil de Jesús, es conocido en México como el fraile de los Pies Ala­dos, por los más de 10.000 kilómetros, que hizo a pie para abrir el Camino de Tierra Adentro (Patrimonio de la Humanidad) que conecta Ciudad de México con la ciudad tejana ya citada, en el tramo que parte desde Guadalupe hacia las tierras del Norte.

Fray Antonio Margil de Jesús es el nombre con que pasó a la Historia este hombre, que toma su sobrenombre fray Margil del lenguaje llano del pueblo. «Un valenciano que en México es considerado como un santo (es Venerable y está en proceso de Beatificación) y en su tierra natal es un perfecto desconocido», subraya en declaraciones a Levante-EMV, César Salvo.

«En la visita que hicimos el año pasado con siete cronistas españoles a México tuve cono­cimiento de su existencia y me comprometí a darlo a conocer entre los valencianos», añade el también componente del Instituto de Estudios Comarcales de la Serranía.

El trabajo que presentó César Salvo en este I Foro Internacional versa sobre los veintiséis años primeros del religioso. No en vano en el país nortamericano es conocido desde que desembarca en Veracruz en 1683 hasta su muerte en el Convento de San Francisco (CDMX) en 1726.

César Salvo apunta que Fray Antonio Margil de Jesús pasó su infancia en València -donde nació en el barrio de Velluters- y su juventud a caballo de tres conventos: «de la Corona (València) donde tomó los habitos franciscanos a los dieciocho años y profesó como sacerdote poco antes de partir hacia el Nuevo Mundo; el San Antonio de Padua en Dénia, donde se formó como misionero y aprendió Teología y Sagradas Escrituras; y en el Santa Catalina o de San Francisco de Onda, en el que pasó una breve época, adiestrándose en el difícil ejercicio de la predicación».

Por último, «hizo todas sus correrías apostólicas a pie descalzo y sin más avituallamiento que un Cristo, el breviario y los utensilios para celebrar la misa». «Pasó meses enteros en medio de los bosques, rodeado de salvajes y alimentándose de frutas silvestres», subraya Salvo.

Y como refieren sus biógrafos Ríos y Espinosa, para atraerse a los indios y conquistar sus almas para Dios, se servía de la música, para la que tenía aptitudes especiales, cantando él mismo y enseñando a los indios a cantar alabanzas a Dios, salmos y el Alabado, cuya letra y música había compuesto él previamente.

En definitiva, todo un personaje este religioso cuya figura se ha propuesto poner en valor el cronista villarense y que es posible que en pocos años sea elevado a la Gracia de Dios.