El mítico pub La Marxa, situado en las inmediaciones de la calle Caballeros y epicentro de la movida valenciana de los años 80, tendrá una segunda vida de la mano de una empresa de restauración que, tras años de abandono, ha empezado a rehabilitar este palacete protegido situado al inicio de la calle Cocinas.

Según ha podido saber este periódico, la citada empresa de restauración, Cielo VLC, ha pedido licencia municipal para intervenir en la fachada y la cubierta, que es la parte protegida desde el punto de vista patrimonial. La semana pasada ya comenzaron los trabajos de limpieza y de protección, colocando una gran malla que cubre toda la fachada. Y ayer ya se trabajaba directamente en el local, algunas de cuyas estancias se encuentran apuntaladas por el mal estado de la estructura.

Por lo pronto se desconoce el objetivo exacto de la intervención, pero sí se sabe la historia reciente de este mítico edificio.

La joya de la corona

La Marxa era la joya de la corona. El punto de encuentro de la modernidad valenciana durante la década de los 80. Era el local de copas en el que se citaban los valencianos durante la movida valenciana, mucho menos mediática que la madrileña y conocida con el mismo nombre que el que identificaba al local. La Marxa era el espacio de referencia y contaba con estancias diferenciados en tres plantas a las que se accedía por unas escaleras que hoy permanecen ruinosas y sobre las que se apoyan los puntales que aseguran el edificio. La fachada permanece cubierta, como se ha dicho, con una malla para evitar daños en caso de desprendimiento.

La Marxa perdió el ritmo al barrio del Carmen, en el que se ubica, tras años de música y fiestas. La fuerte competencia en el sector del ocio nocturno se centró en la década de los noventa en los municipios aledaños a València y en la Seu. La música sonaba cada vez con menos fuerza en un local que, a mediados de esta década ya vivía de la nostalgia. Los focos se apagaron para siempre y las puertas de este palacete permanecieron cerradas y tapiadas durante años.

Aquellos que estuvieron recordarán cuando la noche terminaba con Walk on the wild side, del fallecido Lou Reed. Hasta ahora se desconoce el futuro que espera a este edificio.

No hay cartelería anunciando su venta, ni se conocen proyectos que rescaten el palacete del olvido similares al que existe en Casa Vella, que se convertirá en un hotel «gay friendly» de la mano de una cadena hotelera.