Cientos de policías desplegados por los «puntos calientes» del tráfico de drogas al menudeo en València y su área metropolitana conformaron ayer el intento de la Jefatura Superior de Policía por dar un puñetazo sobre la mesa tras meses de quejas vecinales por el incremento del comercio al por menor de sustancias estupefacientes.

El operativo, que pretende emular al puesto en marcha la semana pasada en Alicante y que se saldó con tres detenidos y pequeñas cantidades de droga retiradas del mercado, comenzó ayer en uno de los distritos más castigados por el tráfico de drogas, el de Trànsits y en Paterna y Xirivella, y está previsto que se extienda a otros barrios y ciudades del área metropolitana, ya que el dispositivo permanece abierto.

La primera operación, desarrollada a partir de las 9.00 horas de ayer en un adosado de la calle Rafael Mollá Rodrigo, en Benimámet, se cerró con la detención de su inquilino, un exvigilante de seguridad de 33 años y con antecedentes, a quien se le ocuparon más de 200 plantas, mil euros en efectivo, un rifle de balines y todo un criadero de interior, para cuyo cuidado había realizado un enganche ilegal al tendido eléctrico.

Cuatro horas más tarde, la policía arrestó a un joven de 24 años en Paterna, a quien confiscaron 60 gramos de cocaína, 12 kilos de marihuana, 11.000 euros en metálico y anfetaminas en tres registros domiciliarios en Xirivella y Paterna.

Reducción de plantillas

En ambos dispositivos participaron agentes de Policía Judicial de las comisarías de Trànsits y Paterna, con apoyo de la Udyco de València, además de guías caninos y las unidades de intervención.

Una de las razones por las que parece haberse disparado la venta al por menor, sobre todo en València, es la reducción de las plantillas de las comisarías de distrito dedicadas en exclusiva a investigar el tráfico de drogas en sus calles, única manera de atacar de raíz el problema, cada vez más denunciado por las asociaciones vecinales.

Ya desde hace unos años, pero en los últimos meses con mayor intensidad, las entidades vecinales de València vienen denunciando el aumento de los problemas de seguridad derivados del consumo y tráfico de droga. Y lo focalizan en numerosos barrios de la ciudad que tienen cierta tradición en este problema y también en otros «nuevos» en este sentido.

Especialmente importantes están siendo las quejas en Velluters por el repunte de la heroína en el «barrio chino». La Policía Local ha llegado a cortar la calle Viana para controlar las drogas y la prostitución; y el consistorio se propone urbanizar un solar para que los niños del colegio colindante no vean cada día practicar sexo o drogarse en la calle.

También en el Cabanyal y en la Malva-rosa se produjo un repunte de la droga que con la presión policial de los últimos meses ha terminado centrifugándose a otros barrios. Es el caso de Orriols, donde hay un problema de convivencia con los «nuevos vecinos» y la ocupación de pisos abandonados; y también de Benicalap o la Fuensanta, que vive una situación similar para la que los vecinos están pidiendo ayuda constantemente.