El toldo de la Plaza de la Virgen tampoco se desplegará este año. Las complicaciones técnicas y burocráticas han ralentizado un proceso al que se dio luz verde en diciembre y todo apuntaba a que podría estar desplegado para cubrir a la Virgen durante la ofrenda de Fallas. Pero nada más lejos de la realidad. No sucedió en marzo y tampoco lo hará durante el traslado de la Verge ni durante el besamanos de mayo. Tampoco en junio, en el día del Corpus.

«Han sido unos meses de contactos con ingenieros para estudiar la estructura y con proveedores para valorar presupuestos», apuntó Jorge Amigo, arquitecto que supervisa para la Basílica la reactivación del proyecto. Por ahora, la modificaciones técnicas aún están en fase de estudio.

Para la puesta en marcha hay presupuestados en torno a 80.000 euros. Así lo apuntó Amigo, y lo confirmaron desde la Concejalía de Urbanismo, de la que depende la infraestructura. Esta cantidad se sumaría a los cerca de 300.000 euros invertidos en 2011 para la reinstalación del todo.

Una demora que se verá agravada cuando los estudios tengan que corroborar el estado físico en el que se encuentran los amarres del edificio. Será el principal hándicap con el que tendrán que lidiar porque los vecinos tendrán que dejar que los ingenieros revisen el estado de los enganches desde dentro, con obra incluida para comprobar las sujeciones de los enganches. En la Basílica, habrá que verificar que la lona está en buen estado tras siete años enrollada, y si los motores que se instalaron funcionan todavía.

Un paso previo al despliegue que agrava la tensión con los inquilinos de las viviendas. Los litigios judiciales contra el Ayuntamiento de València bloquearon el despliegue del toldo desde 2011, hasta que el Tribunal Supremo rechazó el recurso de casación y dejó en firme la sentencia de 2014 del Juzgado de Primera Instancia de València, que subrayaba la «servidumbre» del edificio para albergar las sujeciones, que se recogía dentro de su construcción.

El concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, aseguró que las «pruebas de viento» ya se llevaron a cabo por parte de la Universitat Politécnica de València «hace unos meses», y los resultados se pasaron a la Archicofradía. Una vez las revisiones estén hechas por parte del equipo de arquitectos, será el Ayuntamiento de València quien apruebe las modificaciones y comience la ejecución. Amigo señaló que las pruebas podrían estar listas en unas semanas, pero el despliegue del todo no llegará hasta dentro de varios meses.