Dormir, jugar, dibujar, leer, hacer deberes... Pero también brincar y correr, fabular y construir, desordenar y ordenar. En la habitación de los niños se solapan acciones muy variadas y acontecen cosas imprevisibles. ¿Cómo organizar un espacio donde casi todo parece posible?

El estudio de arquitectura parisino H2o, formado por Charlotte Hubert, Jean-Jacques Hubert y Antoine Santiard, ha desarrollado varios proyectos de habitaciones para niños de distintas edades basados en una unidad de mobiliario –que incluye cama, escritorio y zonas de almacenaje– encajada en una estancia, por la cual se puede circular. Con ella aprovecha toda la altura del espacio, y a partir de los distintos niveles se logran zonas diferenciadas. Esta nueva tipología de habitación mueble o mueble habitable, de concepción compacta, sume al niño en un pequeño mundo propio, con sus recorridos, escalones, rellanos y recovecos, a una escala reducida acorde con su edad.

Estos dos proyectos se encuentran en París. El realizado con madera clara ocupa un espacio de 12 m2 y el mueble se apoya en tres de las paredes de la habitación, por lo que se circula únicamente por su interior, en sentido ascendente o descendente. Es una habitación para un adolescente que se ha ubicado en una pequeña edificación de dos plantas en el patio trasero de la casa, que estuvo abandonada durante años. De este modo el hijo disfruta de la ansiada independencia que se busca a esa edad, que al tiempo revierte en la privacidad de sus progenitores en el edificio principal de la casa.

El proyecto pintado de blanco ocupa una superficie de 16 m2, y el mueble adopta una posición casi central, apoyándose únicamente en algunos puntos de las paredes laterales, lo que permite circular a su alrededor. Esto da lugar a distintos recorridos y a un deambular más laberíntico y lúdico. En la zona trasera del mueble, dos puertas correderas permiten partir la estancia en dos. El origen del proyecto se encuentra en la llegada de un segundo hijo a la familia y la necesidad de dividir una habitación en dos, para proporcionar un espacio propio a cada hijo.

"Con la intervención –explican sus autores– se da respuesta a esta necesidad añadiendo un tercer espacio que marca la partición". La creación del mueble multiuso central confiere profundidad a la división, y surgen pasos, cajones secretos, zona de dormir, repisas donde escribir...

"Esta combinación –señalan los arquitectos– genera una tipología de espacios y situaciones en continua renovación. La nueva partición es porosa e incorpora escalones, cavidades y nichos que sugieren muchas otras posibilidades de apropiación: escalar, esconder, dibujar...". El mueble deja espacios intermedios de uso difuso que permiten al niño explorarlos y alimentan su imaginación.