Los arquitectos Jaime y Luis García-Ruiz se enfrentaban a un reto que convertía la construcción de una casa unifamiliar en un proyecto de desarrollo interesante. La intervención, sobre un terreno con fuerte pendiente en la parte alta de la urbanización de Son Vida (Mallorca).

La casa de dimensiones importantes, 1.287 metros cuadrados, más 264 metros cuadrados de porches en una parcela con vistas espectaculares, se desarrolla en tres plantas que se acomodan al desnivel de forma plácida, escalonada. El acceso se produce por una rampa en la parte posterior, un privilegio según los arquitectos, porque de esta forma queda oculta y evita la presencia visual de los coches trajinando arriba y abajo, desestabilizando la necesaria tranquilidad que toda casa debe tener.

La rampa conduce a una zona de llegada y sigue hasta un aparcamiento en la planta más inferior, con lo que los vehículos desaparecen de la vista, como si no existieran, aunque la sala que los ubica merece una mención aparte. La casa se estructura a través de muros que se van superponiendo y que se intuyen desde la fachada. Piezas que se van encajonando por plantas.

En la de acceso, visualmente muy limpia, encontramos una pieza-estudio multifuncional con baño, que permite su uso como habitación de invitados. Esta zona, de doble altura, alberga la escalera que conduce a las diferentes plantas, más un ascensor que facilita una cómoda movilidad, indispensable en construcciones de este tipo. La planta noble o de día, en el nivel inferior, se abre a un salón de grandes dimensiones con un jardín separado del resto, casi privado, que sirve para dar una luz especial, tamizada, a toda la estancia que se nutre además de unas aperturas en los muros altos que separan el salón de las terrazas.

Desde la sala se accede a una zona de porches, de enorme profundidad. Es donde se han creado dos ambientes diferenciados que animan su uso. En Mallorca, durante gran parte del año, la vida íntima y las recepciones sociales se desarrollan en las zonas de terraza, convertidas en una prolongación de los salones interiores, de ahí su importancia. Al otro lado de esta triple altura se encuentra el comedor.

Estética y precisión

Los arquitectos García-Ruiz proponen comedores amplios con mesas dobles para que de esta forma puedan ser utilizadas en función del número de comensales. Estética y precisión personal, lo llaman. De esta manera, si sólo se necesita de una, la otra puede actuar como mesa auxiliar, albergando el bufet o las bebidas. En esta parte se encuentra la zona de cocinas y coladuría y también un comedor de diario.

Comunicado con el comedor principal, se encuentra el dormitorio principal, con estudio vestidor y baño. Da también a un porche de dimensiones algo menores que el del salón, pero permiten la colocación de mesas para el desayuno plácido de los propietarios.

En la planta inferior se sitúan los otros cuatros dormitorios de la vivienda con baños independientes y la zona de piscina y terrazas y el gimnasio con piscina interior, y una pequeña vivienda para albergar al personal de seguridad, si así se desea. En este nivel también se encuentra el aparcamiento para seis plazas, magníficamente iluminado con luz natural mediante ventanales que se abren desde la zona de gimnasio. Se ha querido dotar al garaje de un ambiente agradable. Es, en definitiva, el recibidor diario de los propietarios que acceden a su casa por esta zona, así que se decidió cuidarla en extremo obviando la oscuridad y el desorden que suelen caracterizar estas zonas tan utilizadas.

La casa, desde la entrada, tiene tres alturas, así que desde que uno accede percibe una prestancia inaudita, elegante, que muestra la generosidad de los espacios y la riqueza de los materiales empleados. Importante detenerse ahí para observar. Caliza clara casi blanca, luna, que entra en los interiores mezclando adentro y afuera. El juego de piedras en continuidad da una idea de unidad y prolonga las visuales, enriqueciendo la obra, también en las terrazas descubiertas; piedra mármol en el pavimento interior, Moka Cream de Portugal... hablan de calidad, junto a las maderas claras de roble tratado con pigmentos de gris suave en los dormitorios. Colores que dan unidad, que tranquilizan la vivienda evitando un muestrario de colorines.

La piscina, de mármol verde de procedencia hindú, visualmente parecida a un estanque tradicional y desbordante, huye de azuletes falsos para imbuirse de los colores del bosque y jardín que la rodean. Al igual que en los porches, se utilizó para bordearla un parquet Timberteck sintético de fácil mantenimiento que ayuda a la continuidad visual que se persigue en toda la casa. Incluso el jardín, moviéndose con el juego de la rampa, casi inglés, con muros de piedra seca y contenedores de acero corten parece rodear la casa, con caminos de grava de recorrido orgánico, un principio sin fin determinado que alberga una vegetación baja de arbustos y plantas aromáticas que dejan ver el arbolado que rodea la propiedad.