Un nuevo equilibrio reina en esta casa viguesa, reformada por Mila Álvarez y Leo Areal, de Lem Arquitectos, que han acomodado el interior a las necesidades de vida de una familia joven que puede crecer. Ubicada en la parte más alta de la parcela, la vivienda de dos plantas y bajo cubierta ha cambiado su distribución funcional, además de aumentar la sensación espacial al difuminar los límites y evitar la visión de puertas.

El proceso se materializa con un fondo limpio y neutro en el que prima el blanco y donde la luz natural se aprovecha al máximo. Tras el cambio, la planta baja alberga el salón-comedor-cocina, zona de lectura, aseo y despensa. El primer piso acoge el dormitorio principal con vestidor, un dormitorio doble (zona de música en la actualidad, con doble altura), dormitorio individual y baño. Abierto sobre la alcoba doble se sitúa el bajo cubierta, utilizado como zona de

trabajo y gimnasio.

En todo el conjunto se fomenta la sensación de amplitud y la fluidez de espacios evitando la compartimentación y teniendo presente la visión de la escalera abierta, estableciendo fugas visuales en los recorridos que rematan en huecos

al exterior. Las puertas correderas ocultas en la planta de dormitorios anulan la percepción de estancia cerrada y los vanos que se abren en toda la casa, incluida la cubierta, enfatizan las transparencias.

Un suelo de gres porcelánico en negro idéntico para toda la casa aumenta la continuidad visual y a la vez pone una nota de constraste.