En un paisaje verde de Mondariz Balneario ya existía esta casa asentada sobre un terreno con socalcos. Los propietarios deseaban mejorar las condiciones habitables y espaciales de la vivienda, y para ello encargaron el proyecto a Javier Couto Granja, de Liqe Arquitectura, que decidió diseñar un volumen relacionado con la edificación existente en la parte superior de la parcela. La naturaleza entra aún más en la casa, en la que se ha integrado sabiamente lo nuevo y lo antiguo, convirtiendo la construcción y su jardín en un mirador perfectamente aislado e integrado en el entorno.

"La nueva pieza se despega de la edificación principal generando un pequeño patio-solarium que hace de transición entre el exterior y la vivienda, incidiendo en la diferencia entre espacios de día y espacios de noche a través de la propia apertura de estos últimos a la finca", explica Javier Couto. En la parte posterior, y jugando con la zona de acceso opuesta, aparece otra terraza exterior, que busca el río volando sobre la roca que configuraba el socalco principal, y en la que la barandilla desaparece convertida en cables de acero.

"La madera de pino rojo envuelve, como un liquen, toda la vivienda, unificando lo existente con lo ampliado", dice el arquitecto. Cubre el jardín y el volumen y adentra al usuario con naturalidad en la casa. Dentro, la reforma respeta al máximo lo que estaba construido y, al igual que fuera, sobre los espacios blancos se extiende el color y la textura de la madera.

La nueva pieza gris Mondariz en la fachada, mientras en la posterior el cristal y la madera €sobre la gran roca€ conducen a la terraza suspendida. La teja machacada de la cubierta invertida favorece la integración de la edificación en el núcleo.