Se acerca ya la Navidad y los objetos típicos de decoración nos inundan desde todas partes. Están los colores de siempre, el rojo, dorado y verde, para decorar la casa, especialmente los rincones que más se utilizan para estar en familia y recibir a los invitados. Pero tampoco no hay que descartar otras propuestas coloridas como el morado o el marrón.

Algunos de los elementos típicos son el árbol, las luces, el pesebre... Pero las propuestas decorativas son muchas más, todo dependerá del gusto de cada uno. La combinación de rojo y blanco es muy llamativa, aunque para muchos es algo fría. La clave está en combinar los colores en su justa medida: más rojo, más cálido; más blanco, más frío. Los elementos a conjugar, todos los habituales en casa: manteles, servilletas, platos, bolas de Navidad, guirnaldas, los bastones de caramelo.

El blanco, combinado con el plateado, produce un efecto muy luminoso y alegre. Por el contrario, si escogemos el negro con el dorado, el ambiente que se crea es muy elegante.

Una vez decidida la gama de colores a utilizar, es importante dar un toque personal. Por ejemplo, en la mesa, se pueden enlazar los cubiertos con una llamativa cinta, o se puede colocar una pequeña felicitación navideña en el sitio de cada comensal.

¿Otros detalles navideños? Bolas de cristal, detalles elaborados con corteza de pino, etc. Las velas son otra opción, grandes y perfumadas, en los centros de mesa, solas y adornadas con cintas rojas, rodeadas de piñas secas... Y, como no, la corona característica de la Navidad, colgada en la puerta, que da la bienvenida a los invitados, o sobre la chimenea, o colgando frente a la ventana.

El pesebre, las luces o el árbol de Navidad se complementan con adornos originales a base de cortezas de pino o bolas de cristal.