Toda risa debe resonar en alguien, igual que las cuerdas vibrantes necesitan el cuerpo de la guitarra. Existen risas cómicas y risas pícaras; risas de placer y de inquietud; risas de miedo e incluso de locura. Henri Bergson, un filósofo muy serio, escribió que toda risa necesita un eco. Que nuestra risa siempre es la risa de un grupo. Da igual si estamos solos: reímos para alguien, aunque ese alguien seamos nosotros mismos. La risa sincera es hospitalidad pura, un abrazo luminoso frente a la sombra que se cierne sobre cada cual. De ahí la importancia de quien nos sonríe y de quien nos hace reír. Gracias al simple gesto de la risa los rostros de actores y artistas, de oradores y cantantes, de modelos y poetas, nos brindan su compañía...