Al exportero de fútbol Santi Cañizares le colaron el gol de su vida sus propios hijos. Si nos fiamos de su versión, una fotografía de su mujer desnuda en la ducha, que sus atónitos seguidores en la red social Twitter pudieron ver durante unos instantes antes de ser retirada, fue subida por los niños. La coartada del guardameta fue:"He acabado el Rally de Avilés ahora mismo, no he hecho nada más que correr esta tarde...Los hijos hacen travesuras de vez en cuando...".

Hace poco más de un mes, una hora después de que Mariano Rajoy compareciera para explicar el rescate económico, la ministra de Empleo y Sanidad, Fátima Báñez, se divierte con el juego Bubble Shooter, que consiste en explotar burbujitas. La actualización automática de su perfil de Twitter enseña al mundo los flamantes 5.390 puntos que ha logrado. Impresionante. Pero tampoco fue culpa suya. Los niños, ya se sabe...Pop,pop,pop...

Ambos episodios tuiteros se convirtieron en trending topic al instante, es decir, no se hablaba de otra cosa en el patio de vecinos virtual que es Twitter. Son los casos más recientes de una larga lista de meteduras de pata que han puesto a muchos famosos en un campo de minas, bien sea por clamorosos errores (horrores) ortográficos, por confusiones tragicómicas o por agrios enfrentamientos con algunos de sus seguidores.

El cantante Alejandro Sanz es un veterano en tropiezos. Una seguidora le pidió apoyo para los padres de la desaparecida Marta del Castillo y él la confundió con la atleta Marta Domínguez, en aquellos momentos bajo sospecha. "Que manía tenemos de juzgar antes de que lo hagan los jueces... Marta es inocente hasta que un juez diga lo contrario", escribió Sanz.

El cantante no tuvo mejor ocurrencia que echar mano de los niños africanos con sida para defender la polémica ley Sinde: "Demuestren que están a favor de los derechos. De los derechos de los niños con sida en África a tener medicación a su alcance. No me jodan con estupideces... Saben que los derechos de los creadores son legítimos... Y si después de todo esto todavía son capaces de poner en duda que una idea tiene que ser protegida, entonces vengan conmigo a los pueblos de África y vean el talento y si no tienen huevos, cállense, cagones". Y más: "Así que ustedes pueden decirme a mí lo que quieran, pero aquí los fascistas y los peseteros son ustedes que le impiden a los nuevos talentos tener un futuro, que no les importa que los trabajadores de la cultura pierdan su trabajo". La respuesta, claro, fue virulenta. Cuando escribió "buestra" en lugar de "vuestra", las mofas inundaron su cuenta y le dejaron el corazón partío.

El exjugador merengue Guti Gutiarmó un buen lío cuando, tras la muerte del motorista Simoncelli, escribió: "Madre mía, cómo pueden pasar estas cosas, descansa en paz Limoncelli". El error de poner una L en lugar de una S quizá no hubiera pasado de ser un desliz sin mayores consecuencias si no hubiera llegado una crítica en catalán." Lo siento, no entiendo ese dialecto o ese idioma, ¿es polaco?", replicó el ex futbolista del Real Madrid.

El cantante Andrés Calamaro, famoso por su falta de diplomacia, no dudó en cargarse su cuenta cansado de "un coro de subnormales". En cierta ocasión recordó que "hace ya bastante años, en un altercado callejero, pues le quité la vida a un yonqui en Madrid. Malasaña y Chueca estaban tupidos de yonquis con jeringas colgando clavadas. Te encaraban si podían o intentaban robarte en un cajero". Su representante dijo que de eso nada, que solo era ficción.

Carmen Lomana consiguió una gran exclusiva que no dudó en soltar en su cuenta: "Ha muerto Emilio Botín-Sanz de Satuola, en memoria de un gran trabajador, descanse en paz. Lo siento". La famosa insistía: "No me lo puedo creer. Lo siento muchísimo. Quiero a esa familia y conmigo se portó siempre muy bien". La culpa del error, según ella, fue de un bromista.

Hay quien no domina la tecnología y a veces cuelga lo que no debe. Hayley Williams, Cantante de la banda Paramore, hizo público por error un desnudo doméstico. Lo quitó al instante, pero lo que llega a internet ya no se puede borrar: siempre hay espectadores atentos dispuestos a impedirlo.

El actor Charlie Sheen, despedido de "Dos hombres y medio" por sus graves problemas personales, comunicó a todo el mundo mundial su número de teléfono al hacer público un mensaje privado que escribió a su amigo Justin Bieber. El tuit "310-954-7277 Call me bro. C" convirtió el móvil de Sheen en una bomba: 1.800 mensajes de texto y miles de llamadas. El pobre aparato hizo plof.

La cantante Paulina Rubio se mostró de lo más extrovertida al anunciar su embarazo: "Chicos, quiero confesarles con mucha ilusión que van hacer tíos! Voy hacer mama!".Tal cual. Traducido: "Mucha ilusión" y "a ser mamá". Rubio no dudó, muy lista ella ,en echar la culpa a una empleada:"Pedí a mi nueva asistente, que es bien gringamexicana, que escribiera para todos mis fans y se le fue un error de ortografía". También tuvo problemas parecidos María Antonia Trujillo, exministra de Vivienda, que confundió "tampoco" con "tan poco". Textual:" Mi anti #para todos los q han informado tanto de nuestro patrimonio y tampoco de nuestro trabajo en #Congreso".

El escritor Arturo Pérez-Reverte se lo pasa en grande montando polémicas. "Vi llorar a Moratinos. Ni para irse tuvo huevos", escribió, en alusión al exministro de Asuntos Exteriores socialista. Después de las airadas respuestas que tuvo, el padre de Alatriste siguió sin envainársela:" No esperaba este éxito, 2.000 seguidores nuevos en 24 horas gracias al extinto ministro. Si lo llego a saber, lo insulto mucho antes".

El cineasta Nacho Vigalondo no tuvo la precaución de valorar las consecuencias que podría tener un mensaje como este: "Ahora que tengo más de cincuenta mil followers y me he tomado cuatro vinos podré decir mi mensaje: ¡El holocausto fue un montaje!"Y no contento con la barbaridad, añadió: "Tengo algo más que contaros. La bala mágica que mató a Kennedy ¡Todavía no ha aterrizado!". La respuesta fue contundente. El asunto llegó al papel y Vigalondo perdió colaboraciones ante la magnitud de la indignación que había provocado. Así que no le quedó más remedio: " Pido disculpas por el dolor que está causando mi tweet. Quiero aclarar que ni soy antisemita ni negacionista. Cualquiera que conozca mi trayectoria, ya sea escrita o en medios audiovisuales, podrá comprobar que jamás me he acercado a esas posturas, a las que condeno radicalmente". Demasiado tarde.

El presentador de programas como "La Noria", Jordi González, no tuvo reparo en insultar a una mujer que le catalogó como"uno que trabaja en la telebasura de Tele 5". "Telebasura tu puta madre, guapa", disparó un colérico González, aunque recondujo la situación: "Me encendí. Retiro el insulto".

Otro presentador de televisión con malas pulgadas es Andreu Buenafuente. Cuando su productora hizo un ERE, un seguidor le quiso pinchar: "Yo sigo a Buenafuente para ver si dice alguna gracia o se ríe del ERE del Terrat. ¿Hará un monólogo sobre ello?". Buenafuente se puso fiero: "Tú eres un cretino". Claro que ya tenía experiencia en eso de replicar con insultos. Un seguidor le escribió: " Libia en plena guerra y la preocupación de Buenafuente y otros es el maltrato animal. Vaya tela"."Tú eres un gilipollas", saltó Andreu,"yo, aquí, digo lo que pienso. La buena gente es cojonuda y enriquecedora. A los gilipollas hay que decírselo. Y a lo nuestro".

Memorable fue el patinazo del cantante David Bisbal tras las revueltas egipcias: "Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas. Ojalá que pronto se acabe la revuelta". Ardió Troya. Cuando el "ex triunfito" promocionó un concierto dentro de un mensaje de solidaridad con las víctimas del tsunami japonés, lo que quedaba de Troya también ardió.

Además de nido de erratas y errores. Twitter es cementerio de muertos muy vivos. Actores como George Clooney, Charlie Sheen o Eddie Murphy, mandatarios como Fidel Castro o Hugo Chávez, cantantes como Britney Spears, Lady Gaga, Mick Jagger, Justin Bieber (oViver,como escribió Belén Esteban) y Jon Bon Jovi, o escritores como Gabriel García Márquez son víctimas de bromas muy pesadas que dañan la validez de las redes sociales como fuentes de información fiable y contrastada.