Toda boda tiene sus secretos, el mejor guardado siempre suele ser el vestido de la novia. En el caso del enlace que se celebra hoy en Windsor entre el príncipe Enrique de Inglaterra y la actriz Meghan Markle, los misterios han ido más allá de cómo vestirá la novia. Ayer mismo, pocas horas antes de celebrarse el matrimonio, la casa real británica hizo público que finalmente será el príncipe Carlos quien lleve hoy a Markle al altar, ante la ausencia del padre de la novia, Thomas Markle, por problemas de salud.

«El Príncipe de Gales está satisfecho de poder recibir de esta manera a la señorita Markle en la familia real», reza un breve comunicado divulgado por el palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe Enrique y el duque de Cambridge.

En la ciudad de Windsor, banderas británicas decoran las calles que rodean el pintoresco castillo medieval, en cuya capilla, que lleva el nombre de San Jorge -patrón de Inglaterra-, se celebrará el enlace anglicano.

En cuanto al vestido que lucirá Markle, según los medios locales, la actriz lucirá un modelo acorde al protocolo de la ceremonia religiosa y que rondará los 114.500 euros, que cambiará en el convite por otro que se acercaría más a su estilo personal. Ambos han estado guardados en el Palacio de Kengsinton, aunque antes debe probárselos para que la reina Isabel II dé su aprobación.

Está previsto, además, que la monarca conceda al príncipe Enrique un título nobiliario, posiblemente el de duque de Sussex, uno de los pocos que aún están vacantes y cuyo origen se remonta a 1801, cuando el entonces rey Jorge III (1738-1820) otorgó el ducado de Sussex a su hijo Augusto -uno de sus 15 hijos-.

De este modo, Meghan Markle entrará a la capilla de San Jorge como actriz de Hollywood y saldrá del templo como «su alteza real» y como «duquesa».