Tres personajes femeninos se subirán a las tablas del teatro Concha Segura de Yecla el sábado. Aunque pueda sugerir una comedia de género, ´Lastres´ es una ácida propuesta que reflexiona sobre la amistad entre mujeres que intentan reconciliar su pasado. Marta Belenguer, Ana Fernández y Anabel Alonso protagonizan esta obra.

-¿Qué aspectos diferencian las tres protagonistas de Lastres?

Tienen cositas pendientes. Son tres amigas de la infancia que han ido juntas al colegio, al instituto, a sus bodas... Pero hace siete años y dos meses ocurrió algo que las separo. Se enfadaron. La función comienza cuando Lucia, el personaje de Ana Fernández, reúne las fuerzas necesarias para citar a sus dos amigas en su casa. En principio para tomar un café, pero al final lo hace para saldar esas cuentas pendientes.

-Ahí salen todos esos lastres...

Claro, ahí sale todo a la luz. El "cómo te ha ido", "hay que ver que tontas fuimos"... Luego empiezan a rascar un poco y te das cuenta de que nada es lo que parece, ninguna es tan feliz como aparenta y tienen muchas cosas que echarse en cara.

-Su personaje, Concha, es un poco odioso, ¿no?

Si, es una bocazas en el amplio sentido de la palabra. Es un rasgo físico y psíquico de esta mujer, ella dice todo lo que se le ocurre en base a su sinceridad. Eso dice ella, aunque realmente es cruel. Cuando conoces a una persona sabes donde dar y donde encontrar los puntos débiles. Ahí es donde ataca Concha.

-¿Busca inspiración en alguna persona o personaje?

No, es único e irrepetible (risas). Cuando lees una función, descubres al personaje. No está basado en nadie en concreto, Concha ya da los suficientes datos para poder interpretarla.

-¿Cómo es el humor de esta obra?

Hay un humor muy extremo, sin ninguna concesión ni medias tintas. Somos tres actrices que nos ponemos la camiseta sin ningún pudor. En esta comedia no podemos tener ningún sentido del ridículo.

-¿También se plantean los dilemas de su edad?

Si, es una edad en la que se hace un poco de balance sobre lo que pretendías y dónde estás. A estas mujeres no les sale muy a favor. Según transcurre la obra, se va viendo que esas diferencias entre ellas no son tantas.

-¿Es significativo que solo haya mujeres en el escenario?

No es una función de género. Esto suena de perogrullo, pero es una función de mujeres porque los personajes son femeninos. Es una comedia humana, podrían ser tres hombres perfectamente. La diferencia es que, a lo mejor, ellos lo solucionarían de otra manera, pero igual que también lo harían otras tres mujeres.

-¿Por qué la define como una función punk?

Porque es un poco heavy, el público no está acostumbrado a ver a tres mujeres actuando en escena de esta manera. Hacemos mucho el payaso, que es una palabra que me encanta. Es una función muy clown. No hay ningún filtro en las cosas que nos decimos, menos "bonita" nos decimos de todo.

-¿Le apetece desmarcarse un poco del humor?

La verdad es que me encuentro muy cómoda y me lo paso muy bien. Cuando era más joven sí que me apetecía mucho hacer un drama. No es algo que me quite el sueño ni es una necesidad vital. Es un género con muchos estilos. El trabajo que hago aquí no tiene nada que ver con lo que hacía en ´7 Vidas´ o ´Los ladrones?´, así que no me siento repitiendo siempre lo mismo. En cine y televisión hay que estar a expensas de lo que te propongan, pero en el teatro hay mayor libertad.