Lola Herrera protagoniza junto a Héctor Alterio ´En el estanque dorado´, un clásico del teatro contemporáneo. Bajo la dirección de Magüi Mira, este montaje - primero que realiza de la obra de Ernest Thompson en España - pone el acento, al igual que la mítica película con Henry Fonda y Katherine Hepburn, en las relaciones personales.

-Aunque todo el mundo recuerde la mítica película, ´En el estanque dorado´ es en origen una obra de teatro...

Así es. Originalmente fue una obra de teatro representada en broadway. Los que tienen ya una edad, porque la película se estrenó a principio de los ochenta, la recuerdan muy bien. Fue un éxito muy grande y la vio mucha gente, pero la película era una adaptación de esta obra que hacemos nosotros.

-Su éxito, además de por la interpretación de Henry Fonda y Katharine Hepburn (ambos ganaron el Oscar por este trabajo), se basa en las siempre complejas relaciones personales, familiares y de pareja.

Sí, claro. Es un tema que nos afecta a todos. Todos tenemos que relacionarnos y unas veces lo hacemos bien y otras, mal. Depende del individuo, según quiera tener paz o guerra. También hay que coincidir con la otra persona... esta obra invita a pensar en las relaciones positivas. Lo primero que hay que tener en cuenta es el amor que ha unido a esta pareja. El personaje de Ethel tiene mucha mano izquierda y ganas de crear armonía. Ella es una de las que más tira del carro. En todas las relaciones, siempre le toca a uno entender al otro. Yo creo que una pareja debe intercambiar las carencias de cada uno y que cada uno sea como es. Porque, en general, nos dedicamos a querer cambiar a los demás.

-Una misión imposible que no todos entienden...

Y tan imposible...

-¿Cree en los vampiros de optimismo? ¿En esas personas expertas en gastar la energía de quienes tienen al lado?

Sí. Hay mucha gente que desde que se levanta lo ve todo negro. Es verdad que hay situaciones en las que uno no puede ver la luz por mucho que quiera, pero dentro del estado de ánimo que se tenga, aunque sea el peor, hay que intentar levantar cabeza. No dejar que las situaciones puedan con uno.

-Trabajó con Héctor Alterio en el rodaje de ´¡Arriba Hazaña!´, en 1978. ¿Cómo ha sido el reencuentro?

En la película rodamos una secuencia. Y no nos volvimos a encontrar nunca más. Él estaba recién llegado a España. Le admiro muchísimo. Para mí es una gran satisfacción y un placer encontrarme todos los días en el escenario con Héctor Alterio. Es un actor grande, grande, grande.

-Un año después de esa película, en 1979, usted interpretó por primera vez a la Carmen Sotillos de ´Cinco horas con Mario´. ¿Después de hacer 2.000 funciones, no llegó a odiar a ese personaje?

No, no. Es un papel que me dio una serie de cosas. En cada tramo de la vida profesional te encuentras con cosas horribles y con cosas maravillosas. Yo tuve la suerte de encontrarme con este texto maravilloso y lo disfruté todo lo que pude a lo largo del tiempo. Lo dejaba, hacía obras de Fassbinder, Tennessee Williams... Y luego volvía a la Carmen porque, la verdad, era un placer. Pero eso es algo que pertenece al pasado. Y a mí me gusta vivir el presente.

-Vaya, pues justamente iba a preguntarle por cómo ha visto la transformación de España desde ?nales de los setenta hasta hoy día...

Hombre, las cosas han cambiado mucho, indudablemente. A ?nales de los setenta estábamos empezando una democracia. Acabábamos de salir de una dictadura, de otra manera no se podría haber estrenado ´Cinco horas con Mario´, y estábamos llenos de esperanza. Y ahora, bueno, ahora las campanas están un poco paradas. Cambiaron mucho las cosas en el camino y el país cambió para mejor. Empezamos a adquirir una serie de derechos que ahora empezamos a perder. Disfrutamos de lo que pudimos. Creíamos que estábamos en jauja y ahora resulta que no lo estamos tanto.

-Parece que hemos involucionado...

Ahora mismo estamos retrocediendo; perdiendo lo que hemos ganado y por lo que tanto se ha batallado. A cada día que pones el telediario se pierde algo. Y encima te dicen que no, que estás ganando. Encima nos quieren volver locos. Estamos viviendo un momento muy difícil. Yo me quejo en nombre de toda la gente que está sin trabajo, que es lo peor que le puede ocurrir a una persona que tiene una familia. Sin trabajo y sin casa no se puede estar: son derechos constitucionales y que el gobierno que sea tiene que dar.

-Es decir, velar por los débiles y no por los bancos y grandes empresas.

Resulta tan evidente que pienso que hablar de ello es como perder el tiempo. Esta situación me parece un contrasentido. No la entiendo y creo que no la entiende nadie, por más que nos quieran explicar que todo va bien. Creo que los políticos pierden la perspectiva de lo que hay en la calle cuando se sientan en un despacho. El político que esté, del color que sea, debe gobernar para todos, para los que le votan y para los que no. Y sobre todo deben proteger a los ciudadanos. Y a los más débiles más que a los fuertes. Me molesta mucho que, además, piensen que somos idiotas. A veces es como si le hablasen a gente que no tuviese capacidad mental para discurrir y ver la realidad de la cosas.