Dermatólogos y farmacéuticos alertan del notable aumento del porcentaje de pieles sensibles y del incremento de las consultas relacionadas con ellas. Según sus datos, siete de cada diez mujeres y el 72% de la población menor de 35 años afirman tener la piel del rostro ¬sensible.

Este tipo de piel se reconoce por una incómoda sensación de calor y tirantez, irritarse y enrojecerse con facilidad, y mostrar descamación. Puede tener un origen genético, sobre todo en el caso de cutis claros y finos que han sufrido dermatitis atópica en la infancia, pero también puede sensibilizarse por el efecto de agresiones externas como el estrés, la contaminación, la radiación ultravioleta, los cambios bruscos de temperatura, una alimentación inadecuada e incluso el uso de ciertos cosméticos y detergentes.

Una piel puede volverse sensible a cualquier edad por un golpe de calor, el uso de algún medicamento, el abuso de la exposición solar, cambios hormonales... El plan de acción para que ganen en bienestar y confort pasa por calmarla, protegerla, hidratarla, reequilibrarla y mejorar sus defensas. Lo principal es buscar productos hipoalergénicos formulados a su medida y sin perfumes añadidos que puedan causar una reacción alérgica. Una limpieza no agresiva es fundamental. Los jabones de glicerina o de aceite de oliva, las aguas micelares (las limpiadoras) y las leches o emulsiones desmaquillantes son una buena elección, pero también hay que tener en cuenta el agua con la que se aclaran: si la del grifo es muy dura, es decir, tiene demasiada cal, puede irritarla. La solución es utilizar un aparato descalcificador o agua mineral.

La piel sensible puede ser también seca o grasa, características que hay que considerar para cuidarla atendiendo a todas sus necesidades. Uno de los problemas más usuales es su propensión a la dilatación superficial de los vasos sanguíneos que provocan molestas rojeces en las mejillas. Hay cremas, lociones, aguas termales y hasta maquillajes específicos para descongestionar y calmar el rostro, minimizando las irritaciones y unificando el tono de la piel. En caso de duda o problemas más concretos, siempre es mejor acudir a una farmacia de confianza o a un dermatólogo.

Una alimentación equilibrada y natural ayuda a prevenir las reacciones cutáneas. Conviene aprovechar el calor, cuando apetecen las frutas, la ensalada, el tomate o las legumbres, y una zanahoria cruda se convierte en el tentempié ideal para seguir una dieta rica en vitaminas A, E y C, y en Omega 3. Mejor evitar las comidas picantes o muy especiadas, el alcohol, el tabaco y el café, que aumentan la vasodilatación y evidencian el enrojecimiento de la piel. La piel sensible también tolera mal los aditivos de los alimentos, por lo que resulta aconsejable optar por los menos procesados. Para beber: un té verde fresco en la nevera sacia la sed y es muy beneficioso para la piel.

Corrector. Maquillaje dermatológico compacto que cubre y disimula imperfecciones y alteraciones con un efecto ultranatural. Es fácil de aplicar y resistente al agua y el sudor. Con protección solar SPF 30 y sin conservantes. Couvrance

Reparador

Reduce la sensación de falta de confort asociada a las irritaciones y la sequedad, unifica el tono de la piel y minimiza el aspecto de las rojeces. Fortalece la barrera natural de la piel para una mejor protección contra las agresiones externas. Intral Baume Réparateur Anti-Rougeur. 46 €. Darphin. En farmacias escogidas

Antes del maquillaje Esta base ligera de discreto tono verde prepara la piel para una aplicación de maquillaje impecable y, al mismo tiempo, la protege del sol y la contaminación. Daily Protective Base SPF 15. 24 €. Clinique.

Limpieza

delicada Desmaquillante con agua termal que limpia el rostro con suavidad –sus activos se utilizan en colirios– y eficacia. Un desmaquillante perfecto para ojos y labios que proporciona una inmediata sensación de frescor. Solución Micelar. 10,50 €. La Roche- Posay.