Componer una silueta a la vez lujosa y contemporánea, con este objetivo el modisto Bill Gaytten creó su nueva colección Christian Dior para el otoño-invierno 2012-2013, en la que formas puras y tradición de la casa, es decir, la absoluta perfección, se vieron animadas por "un viento de dulce modernidad".

Entre los numerosos VIP (siglas en inglés de Personas Muy Importante) brilló la pareja formada por la modelo y diseñadora rusa Natalia Vodianova, dentro de un ajustado vestido corto violeta, de la mano de su novio, Antoine Arnault, heredero del líder mundial del lujo, LVMH, propietario de Dior y de otras grandes firmas de moda.

Ante una pasarela rebosante de público y fotógrafos, el desde hace un año director artístico de la firma presentó una colección de colores pálidos, grises y tierras; de dorados, rosas, nude y beiges luminosos, pero también de negros y marinos.

Esta tonalidad general quedó salpicada por algunos, muy pocos, modelos teñidos con la paleta viva de Mark Rothko (1903-1970), en violeta, rojo vino y coral muy vivos, para modelos largos o cortos principalmente dedicados al coctel o a la gran noche.

La cintura quedo siempre y en todo momento marcada, a veces, no siempre, con chaquetas, blusas o efectos de pliegues que daban a las caderas esa dimensión suplementaria del icónico estilo "Bar" lanzado tras la II Guerra Mundial por Christian Dior.

Para el próximo invierno, estas generalmente leves caderas tipo Bar se llevarán sobre faldas levemente vaporosas, casi rectas, de seda o satén, por ejemplo.

En ocasiones las faldas serán de tul plisado, tanto en conjuntos de noche como de día, inspirados al igual que buena parte de la colección en la indumentaria más clásica de la danza clásica.

La búsqueda de extrema feminidad deseada por Gaytten, mezclada con códigos de sastrería masculina pasó por el uso de cinturones que daban un aire casi militar a algunos conjuntos, en abierto contraste con el resto del modelo, siempre vaporoso.

En su conjunto fue una colección dominada por una serena elegancia, carente de toda ostentación, sin por ello dejar de dar una imagen de increíble lujo.

Por ejemplo mediante una simple franja vertical de satén atravesando un vestido rosa con mangas hasta los codos, portado con guantes altos, o un vestido pastel sin mangas.

Este notable contrate de diferentes materias primas, opacas y brillantes, o de diferentes pieles, en un mismo diseño, fue una de las características de la colección.

Para las grandes ocasiones, las delicadas y ultrafemeninas propuestas se portarán sin joya alguna, pues todo el delantero de un vestido, de busto ajustado, podrá estar bordado.

En ausencia de escotes -una de las constantes ideadas por Gaytten para el invierno 2013-, apenas algunas transparencias desnudaron el cuerpo femenino y sólo en la espalda, mediante una ligera capa de tul del mismo color que el resto del vestido.

Tras los aplausos entusiastas que cerraron el evento se oían entre la asistencia serias dudas sobre la necesidad de buscar un sucesor a Galliano más definitivo que Gaytten, quien durante mas de dos décadas fue el colaborador más próximo del modisto gibraltareño.

No obstante, los rumores no cesan de crecer sobre quién será el candidato definitivo que tomará las riendas de la Maison Dior, en particular desde que Raf Simons, hasta ahora modisto de Jil Sanders, quedase oficialmente libre de toda atadura hace unos días.

En Dior, los labios de todos y cada uno de los portavoces y directivos se mantienen herméticamente sellados al respecto, mientras Gaytten triunfa cada vez más en el duro papel de sucesor temporal del jefe y amigo caído en desgracia.

El silencio reina igualmente en torno a la figura de Galliano, quien durante más de una década mantuvo el nombre de Dior en lo más alto del Olimpo de la moda mundial, quien el pasado febrero inició un tratamiento de desintoxicación tras ser acusado de injurias racistas y antisemitas, tras perder empleo, marca y estatus, víctima del alcohol, otras sustancias, y fármacos no prohibidos.