La moda masculina se mueve entre dos corrientes aparentemente enfrentadas: la sofisticación del dandy y el movimiento radical y desaliñado que evoca la efervescencia de un momento de cambios. Esa confrontación ha sido asimilada por las firmas internacionales de la moda masculina que se han propuesto fundir en un mismo estilo esta naturaleza opuesta.

Las grandes casas italianas, desde Versace a Prada, han fijado en el complemento la clave que marca el punto diferencial del estilo del nuevo urbanita. El aire desenfadado y el espíritu radical invaden la esencia clásica de los grandes diseñadores de la moda que priorizan el cuerpo como una segunda piel para vivir el verano desde armonía mediterránea.

Uno de los máximos conocedores de la moda internacional en España, Alfredo Esteve, desde su mítica sede en Valencia, nos propone el echarpé de Gucci como una de las prendas imprescindibles en la configuración del estilo versátil apto para la playa, combinado con bañador, o para la noche mediterránea, con vaquero y suave americana.

Por otra parte, desprendidos de la corbata o pajarita derivada del dress code oficial, se imponen los accesorios sobre piel como el collar de cuentas de Lanvin, convertido en una joya exquisita para el estilo gentleman.

La ciudad mediterránea como Valencia o Florencia es el escenario monumental en el que se ubica un Valentino, clásico y sport que emana la prestancia de la historia de los muros de los palacios en una atmósfera de brisa y salitre.

Finalmente, el alma universitaria revive en las propuestas de D&G y Dior, pensados para el ocaso del verano que reciben el periodo del entretiempo con sudaderas y suéteres de algodón.

Estas son las claves para vivir la segunda etapa del verano en el que el mediterráneo aflora como escenografía del estilo radical.