Verdaderamente la frase hecha "somos lo que comemos" no puede ser más acertada y es que lo que comemos tiene un impacto muy grande en la forma en como nos sentimos. El hecho de alimentarnos bien permite mantener un peso correcto y una buena forma física, y al mismo tiempo nos previene a corto y medio plazo de padecer enfermedades relacionadas con la alimentación (enfermedades coronarias, cáncer, diabetes, hipertensión, osteoporosis, etc).

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de defunción en el mundo y es que, desde 1980, la obesidad se ha más que doblado en todo el mundo. En 2008, 1400 millones de adultos (de 20 y más años) tenían sobrepeso. Dentro de este grupo, más de 200 millones de hombres y cerca de 300 millones de mujeres eran obesos. En 2010, alrededor de 40 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso. Y lo mejor de todo es que la obesidad se puede prevenir.

En la mayoría de las encuestas sobre hábitos alimenticios las personas hacen referencia a que no entienden cual está siendo su error, pues muchos de ellos piensan que su forma de comer cumple ya con los requisitos de una alimentación correcta o incluso piensan que es insuficiente cuando la realidad es bien diferente. Los errores más comunes en este sentido son las cantidades que se ingieren, las combinaciones que se hacen de los alimentos o el no tener establecidas 5 tomas a lo largo del día. Estos tres motivos y en especial el último, llevan a las personas a comer de forma excesiva durante las comidas y/o cenas o a picar entre horas introduciendo así alimentos superfluos muy calóricos y con elevado contenido en grasas saturadas que ocasionan el desequilibrio alimenticio.

Otro gran error es la exclusión de determinados alimentos de la dieta porque se consideran que dan lugar a un incremento del peso, tales como el pan, el alcohol, el azúcar, etc. En este sentido puedo afirmar que no hay alimentos buenos o malos y que la clave por tanto está en el hecho de tomarlos todos ellos en cantidades adecuadas y en buena combinación para que la alimentación sea completa. Comer de todo en las cantidades adecuadas permite obtener una correcta nutrición que proporcione a nuestro organismo energía -a través de los hidratos de carbono, grasas y proteínas que permitan desarrollar las funciones diarias- además de vitaminas y minerales - presentes en los alimentos de forma heterogénea y que actúan como cofactores para que se lleven a cabo todas las reacciones bioquímicas que tienen lugar en nuestro organismo-.

Asimismo, existen dos nutrientes, la fibra y el agua, que aun no siendo esenciales, son también importantes. En primer lugar la fibra, presente en los cereales, fruta y verduras permite tener un buen tránsito intestinal que evite el estreñimiento, una absorción gradual y controlada de los hidratos de carbono que reduzca la necesidad de insulina y la sensación de hambre y la incidencia de diabetes. Finalmente, el agua es necesaria para eliminar toxinas y nutrientes que provienen de los alimentos y bebidas que tomamos a través de la orina y/o heces, para mantener la piel, cabellos y órganos saludables y para producir enzimas digestivas necesarias para la correcta asimilación de los nutrientes. Muchas personas no beben agua suficiente - necesitamos cerca de 8 vasos por día.

Además de alimentarse bien otro pilar importante para estar sano es mantenerse en forma ya que el ejercicio realizado de forma regular ayuda a mantener la tensión arterial baja y contribuye a mantener el peso correcto y el corazón, huesos y articulaciones fuertes.

En resumen, el mejor seguro de vida es llevar una alimentación variada en cantidades adecuadas y suficientes y mantenerse activo.

Montserrat Pérez Pino, Diplomada en Nutrición y Dietética Humana, Licenciada en Farmacia

(www.dietasatumedida.com).