La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) ha pedido hoy subir la fiscalidad sobre las bebidas alcohólicas en función de su contenido de alcohol para frenar el consumo excesivo.

En un comunicado, los profesionales de salud pública defienden subir los impuestos de las bebidas alcohólicas, incluido el vino y la cerveza, ligado al contenido de alcohol del producto.

"Desde el prisma de la salud pública, el impuesto será efectivo en la medida que además de recaudar recursos contribuya a disminuir el volumen consumido", ha asegurado la Sespas, que tiene su sede en Barcelona.

Según esta sociedad médica, los impuestos específicos sobre el alcohol en España "nos sitúan como uno de los países europeos con impuestos más bajos en toda la gama de productos alcohólicos".

Aunque reconoce que consumir un vaso de vino al día puede tener un efecto protector sobre la salud cardiovascular, la sociedad médica recuerda que "su consumo excesivo es uno de los mayores factores de riesgo para la salud de la población en Europa".

"En España, el consumo de alcohol comporta una carga importante de muerte y enfermedad. Datos recientes le atribuyen un 10 % de la mortalidad total de la población de 15-64 años, la mayor parte debido a un consumo medio elevado", según la Sespas.

Tras recordar que el consumo excesivo de alcohol causa accidentes de tráfico y que un 1 % de la población española entre 15 y 64 sufre dependencia alcohólica y un 5 % abusa del alcohol, la Sespas expresa su preocupación por "el consumo de alcohol entre los jóvenes por su naturaleza adictiva".

Considera la Sespas que la fiscalidad sobre las bebidas alcohólicas tiene "una notable capacidad preventiva", aunque reconoce que una subida del precio podría afectar a las personas con dependencia alcohólica, que podrían sustituir alimentos por bebidas.

Por ello, dice que "es preciso monitorizar los efectos de una subida de impuestos sobre las desigualdades sociales, pues el impuesto incrementado afecta más proporcionalmente a las familias de rentas bajas".

"La cuestión clave, pues, es la elasticidad del precio de la demanda, que varía entre grupos de población (ricos-pobres, pero también adultos-jóvenes)", según la Sespas, que considera que la subida de los impuestos resulta especialmente efectiva en la reducción del consumo entre los jóvenes.

También reconoce que una subida del precio de estas bebidas "puede afectar de forma regresiva a capas de la población con menores niveles de educación y renta familiar disponible que persistan en el consumo".

En España, el vino tiene un tipo cero en el impuesto sobre bebidas alcohólicas (algo que pasa también en otros países viticultores como Italia o Alemania), y se grava tan solo con el IVA, mientras que la cerveza tiene un tipo muy bajo, y los destilados y licores un tipo mayor, pero relativamente bajo en comparación con otros países.

Recientemente, un país tan vinícola como Francia ha introducido un tipo mínimo para el vino, según recuerda la Sespas, que aduce que en algunos países nórdicos como Suecia o Noruega los impuestos aplicados son directamente proporcionales al contenido absoluto de alcohol de las bebidas, y esto tiene efectos disuasorios sobre el consumo de alcohol.

"En cualquier caso, la carga impositiva sobre las bebidas alcohólicas en España está en la franja más baja entre los países de nuestro entorno, con un amplio margen para reforzar la fiscalidad sobre el alcohol si se demuestra que esta resulta en una reducción en el consumo en nuestro país", concluye la Sespas.

Por ello propone que la modificación de estos impuestos esté ligada al contenido de alcohol del producto en cuestión.