Se acerca el día de salir de vacaciones y, como cada año, nos enfrentamos al propósito de no olvidarnos nada al hacer la maleta. Sin embargo, nos siempre es así, y en muchas ocasiones acabamos echando algo en falta.

Uno de los grandes olvidados cuando preparamos un viaje es un pequeño botiquín de verano. Es cierto que cuando lo que estamos planeando son, para muchos, los días más esperados del año desterramos cualquier idea negativa y olvidamos ser precavidos. Pero la salud también debe entrar en nuestros planes, y más cuando resolver algunos de los pequeños percances que habitualmente sufrimos cuando pasamos unos días fuera de casa depende sólo de tener a mano las soluciones adecuadas.

Pero ¿qué debemos llevar en nuestro botiquín de verano? Sin necesidad de cargar con otro gran bulto encima, estas son algunas de las cosas que no podemos olvidar:

- Fármacos para combatir el mareo. Fundamentales para los que se marean con facilidad si van a volar, viajar en autobús o en barco, sobre todo, o quienes viajan con niños, aunque sea en coche.

-Analgésicos y antipiréticos. Un dolor de cabeza o una fiebre puntual pueden amargarnos parte de los días de descanso. Sin abusar de ellos, podemos llevar con nosotros analgésicos y antipiréticos para hacerlos frente en el caso de que realmente nos afecten en nuestras actividades.

-Gasas, tiritas, vendas y productos antisépticos. El material básico para curar heridas superficiales es básico. El verano es una época propicia para sufrir cortes, golpes o rozaduras. Si tenemos a mano un botiquín adecuado podremos prevenir que este tipo de lesiones nos den más complicaciones.

-Medicamentos para problemas digestivos. Comer fuera de casa durante unos días, el cambio de costumbres, etc, pueden favorecer la aparición de problemas gástricos. Sin ánimo de abusar de la automedicación, es recomendable llevar con nosotros algunos medicamentos para aliviar la acidez estomacal o las digestiones pesadas, muchos de los cuales no necesitan receta, así como los que nos ayudan contra el estreñimiento o la diarrea. En cualquier caso, la mejor prevención será siempre tener cuidado con lo que comemos.

-Protectores solares. Desdeñados todavía por algunos, los protectores solares deben acompañarnos siempre en verano. Y no solo en la playa. Debemos concienciarnos de que los rayos de sol, tan beneficiosos, pueden ser también perjudiciales para nuestra piel en unos días que muchas veces pasamos, en su mayor parte, al aire libre.

-Repelentes de insectos. El verano también trae consigo un mayor riesgo de sufrir picaduras de insectos. Para evitarlas podemos recurrir a los repelentes, que encontraremos en cualquier farmacia.

-Otros medicamentos. Por, supuesto, todos los que sigan cualquier tratamiento farmacológico, no deberán olvidarse de los medicamentos correspondientes en la cantidad necesaria para continuar con él en caso de que no tengamos un acceso fácil a los mismos en función de nuestro destino.